En occidente, sin embargo, no se ha extendido esta costumbre, aunque en los últimos años ha experimentado un auge debido en gran medida por la situación de pandemia, sobre todo cuando no se conocía en detalle el mecanismo de propagación del virus.
Tras ese periodo de casi obligación higiénica, muchos españoles y europeos se están planteando la posibilidad de continuar con la costumbre debido a los beneficios que puede aportar. Pero, ¿cuáles son? ¿Realmente es bueno dejar los zapatos fuera del hogar?
El beneficio más evidente de esta práctica es la higiene. Dejando los zapatos fuera evitaremos que los productos químicos, bacterias y otras sustancias perjudiciales se reparten por toda la casa.
Según un estudio de la revista Microbiome, publicado en el año 2015 «los zapatos incluyen microbios que se depositan en el suelo», algo que resulta obvio pero que también confirma la ciencia.
Además de reducir nuestro esfuerzo en la limpieza diaria del hogar, hay otras evidencias constatables:
Sea como fuere, el hecho de que nuestros zapatos sean un foco de millones de gérmenes no significa que vayamos a enfermar. Existen otros muchos factores a tener en cuenta, como el tipo de bacteria, la distribución y los materiales del hogar, la temperatura, el tiempo de exposición o incluso nuestra propia inmunidad.
Aunque lo mejor para estar en casa son las tradicionales zapatillas, muchos expertos aconsejan combinarlas con periodos en los que andemos descalzos.
Un gesto sencillo que aporta beneficios para nuestra salud, ya que favorece la fortaleza de los músculos y ligamentos del pie a la vez que favorece su flexibilidad.
Pero ojo, un abuso del pie descalzo también puede ser perjudicial pudiendo ocasionar lesiones en los tendones o dolor en los talones y los dedos.