El 6,7% de la población de España está afectada por la ansiedad, exactamente la misma cifra de personas con depresión. En ambas es más del doble en mujeres (9,2%) que en hombres (4%) y es que según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2019 unos 301 millones de personas sufrían un trastorno de ansiedad, entre ellos 58 millones de niños y adolescentes.
Desde la OMS explican que este tipo de trastornos «se caracterizan por un miedo y una preocupación excesivos y por trastornos del comportamiento conexos». La organización además matiza que existen varios tipos » trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico, trastorno de ansiedad social, trastorno de ansiedad de separación etc.»
Debemos diferencias entre sentirla de manera ocasional, algo que forma parte de la vida en determinadas situaciones y personas que sufren miedos intensos y preocupaciones en su día a día, interfiriendo en sus actividades diarias. Es entonces cuando se debe actuar.
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En declaraciones a la revista ELLE ,Judit Izquierdo, fundadora de el portal de terapia online Siquia.com y coautora junto a Marta Foix, de «¿Quién dijo ansiedad? Todo lo que necesitas para hacerle frente», matiza «podemos hablar de ansiedad cuando los síntomas inciden directamente en nuestro bienestar diario, modifican nuestra conducta o no nos dejan seguir desempeñando nuestras tareas y rutinas como hasta ahora».
La experta habla de síntomas físicos «como latidos cardíacos fuertes o rápidos, dolores y molestias inexplicables, mareos y falta de aire y cambios en el comportamiento y rutinas diarias» e insiste en la necesidad de diferenciarla del estrés ya que sus síntomas son parecidos, «el estrés es una respuesta concreta, a corto plazo, a un catalizador, pero la ansiedad se demora en el tiempo…La causa del estrés suele ser externa y conocida, como un examen, mientras que las causas de la ansiedad no siempre son fáciles de identificar». Además hablan de algo que en psicología se denomina eustrés y hace referencia a » una cantidad de estrés que resulta positiva y nos impulsa a actuar. Aparece cuando nos enfrentamos a retos y salimos de la zona de confort» y no debemos confundirlo con ansiedad.
A la hora de distinguir entre depresión del estrés y la ansiedad debemos fijarnos en la activación. En la depresión «la activación es mínima y la falta de energía es tal que incluso salir de la cama se convierte en una tarea complicada, mientras que en las otras dos situaciones nos pasamos de activación.», explica Izquierdo.
Si tenemos claro que lo que sufrimos es ansiedad lo más aconsejable es acudir a un experto que nos ayude a paliarla, pero podemos empezar por modificar algunos hábitos de vida como moderar el consumo de café y alcohol, practicar ejercicio, tener una alimentación sana, intentar descansar bien e incorporar rutinas como meditación o yoga a nuestra vida.
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