Todos tenemos algún conocido al que la frase “cambia más de pareja que de ropa interior” le va como anillo al dedo. Incluso puede que tú también te sientas identificado o identificada con ella. Y es que una persona que ayer bebía los vientos por ti y presumía de amor con su pareja en redes sociales creyendo que iba a ser algo duradero, ahora se encuentra alardeando de nuevo ligue para seguir volviendo a repetir la historia como si de un círculo vicioso se tratase. Y este fenómeno es lo que se conoce como el síndrome de liana.
Esta patología responde al refrán de “un clavo saca a otro clavo”. Y es que hay personas que no pueden vivir sin pareja y se mueven por inercia. Da igual si es su media naranja o no, salen de una relación y se meten en otra. Una conducta que el propio Tarzán hacía en la jungla al saltar de una liana a otra. Por eso no es de extrañar que muchos expertos se refieran a este fenómeno como el síndrome de Tarzán.
Un hecho que no es del todo sano porque al romper el vínculo con la pareja, uno necesita aprender a estar solo y darse un tiempo para sanar las posibles heridas emocionales generadas tras la ruptura e iniciar un camino de autodescubrimiento personal.
El síndrome de liana responde a un prototipo de personas que nada más finalizar su relación con alguien ya están conociendo a otra persona. Lo que se traduce en: “No cierro esta hasta que tengo la otra ya cogida”, es decir, encadenar relaciones.
No existe un proceso de sanación entre una pareja y otra y esto solo nos da indicios de que esa persona tiene intolerancia a la soledad y necesita llenar ese vacío emocional que siente tras la ruptura con su pareja con otra persona.
Detrás de este síndrome de liana también se esconde la incapacidad de aceptación ante la nueva situación y una crisis de identidad. Tras romper su relación, muchas personas sienten que pierden una parte de su vida porque solo son capaces de definirse si tienen una pareja. Al desaparecer ese vínculo, les falta ese hombro de apoyo para gestionar sus problemas, además de la dependencia que sienten es considerable, todo ello los lleva a caer en brazos de otra persona.
Para evitar padecer el síndrome de Tarzán es importante que primero tomes consciencia de lo que estás haciendo y darte un tiempo para aceptar lo que ha sucedido. Eso denotará que tu herida todavía sigue abierta y necesitas liderar tu propio proceso para sanarla y liberarte.
Aun así, desde Cadena Dial te queremos dar algunos consejos para evitar seguir incurriendo en el síndrome de liana:
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