La pandemia de la covid-19 continua acumulando una suerte de síntomas en su avance en la sexta oleada. La variante Ómicron, mucho más contagiosa que sus predecesoras, se mantiene como la dominante, afectando ya a más del 83% de los casos.
Entre los síntomas más conocidos del SARS-CoV-2, destacan los más habituales, como la pérdida de olfato, la fiebre o la tos irritativa. Conviene recordar que la vía de entrada del virus en nuestro organismo es a través de micro-gotas suspendidas en el aire, por eso no es de extrañar que el coronavirus afecte principalmente a las células que componen nuestro sistema respiratorio.
De ahí que la fatiga, la disnea, o sensación de ahogamiento, y la tos persistente, sean síntomas fáciles de relacionar. Sin embargo, nuevos estudios arrojan luz sobre otros síntomas que conviene tener en cuenta y que no parecen tan obvios.
La revista especializada Nature en su sección «Scientific Reports», publicaba un revelador estudio en esta dirección. Analizados 47.900 casos de personas infectadas, aproximadamente el 80% presentaba síntomas que se hacían persistentes transcurridos 4 meses desde la enfermedad. Los que puntuaban como más habituales son:
Y es que nuestro organismo es un sistema conectado en perfecto equilibrio. La infección por el virus causa desajustes tan importantes que pueden llegar a observarse en cualquier otro punto de nuestro cuerpo. Por otro lado, los efectos secundarios afectan de manera muy variable entre individuos.
Nuestro organismo está diseñado de manera muy eficaz. El sistema nervioso permanece aislado de la sangre que circula por nuestro cuerpo. Una barrera defensiva que nos protege frente a los patógenos. No obstante, y en numerosos estudios post-mortem, se han podido identificar regiones neuronales y del sistema nervioso afectadas por la infección de la covid-19.
Esto explica la pérdida de sentidos como el gusto o el olfato. Los daños provocados por el virus en nuestro sistema neurológico interfieren en los mecanismos encargados de transmitir las señales de nuestros sentidos a las áreas del cerebro encargadas de su interpretación.
Por otro lado, la microbiota que habita en nuestro cuerpo, especialmente en nuestro tracto urinario, nuestros intestinos, el páncreas, los pulmones y la boca, se ve afectada por la invasión del coronavirus.
En condiciones habituales, estas bacterias «buenas» viven en un equilibrio perfecto con nuestros sistema inmunitario. Sin embargo, la infección de la covid puede llegar a propiciar una respuesta desmedida que ocasione un profundo desequilibrio en nuestra microbiota, desatando múltiples síntomas a lo largo de nuestro organismo.
Pese a los numerosos estudios realizados desde que estallara la pandemia, dar una respuesta exacta a los síntomas de la covid aún es complicado. Desvelar todos los mecanismos detrás de este nuevo virus llevará aún mucho tiempo para los investigadores.
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