La respuesta es obvia y, como ya se han encargado de difundir numerosos expertos, para empezar, no se debería empezar a fumar nunca. Pero lo cierto es que son innumerables las personas, de edades muy variadas, que se adentran en el mundo del tabaquismo. Ante esto, solo queda la insistencia de informar sobre los peligrosos y, en ocasiones, mortales efectos del tabaco sobre la salud. Una de las alertas más recientes consiste, precisamente, en saber a partir de qué edad un cigarrillo es más venenoso para el cuerpo.
Tal y como recoge el Instituto Nacional del Cáncer, entre las consecuencias que puede acarrear el tabaco se encuentran el cáncer de pulmón, el cáncer de boca, el de laringe o el de garganta; a los que se pueden sumar sufrir un cáncer de colon, de resto, de estómago o de páncreas. Es por ello que fumar es una de las primeras causas de muerte prematura. Ahora bien, estos problemas se agravan aún más dependiendo de los años que tenga el fumador.
De hecho, la revista refleja que los exfumadores que tiraron para siempre su cigarro entre los 35 y los 44 años evidenciaron un aumento del 21% de posibilidades de morir con respecto a los no fumadores. Una conclusión que también avalan los datos de la National Health Interview Survey recogidos por el Instituto Nacional del Cáncer en un informe en el que se determina que las personas que dejan de fumar entre los 25 y los 34 años, «viven cerca de 10 años más»; mientras que quienes lo dejan más tarde, disminuyen la cifra estimada de esperanza de vida.
Ahora bien, sea a la edad que sea, los expertos advierten de que el riesgo de morir de forma prematura por el tabaco o de padecer algún tipo de cáncer por fumar también depende del número de años durante los cuales ha estado fumando la persona, así como la cantidad de cigarrillos que se fuma al día y de la edad en la que lo probó por primera vez.