Esta decisión conlleva un periodo de reflexión, y siempre se hace con plena seguridad de que se van a satisfacer las necesidades del animal. Tienes que tener en cuenta su tamaño, edad y energía y sobre todo, si encaja con tu estilo de vida.
Del mismo modo que cuando llega un bebé al hogar, hay que hacer algunos cambios para que el perro esté seguro.
Lo ideal es que los miembros de la casa se dividan los cuidados antes de que llegue: paseo, baño, limpieza, alimentación…. De esta manera, estará todo planificado y estará lo más a gusto posible.
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Seguro que estás deseando estar con él, pero tienes que darle espacio. El perro necesita todo tu apoyo y atención, estate pendiente de todo lo que hace y limítate a observarle.
Tienes que hacerle sentir lo más seguro posible desde el principio, por ello, si quiere jugar contigo o que le acaricies, será él quien se acerque a ti. La nueva mascota debe familiarizarse con su nuevo hogar, debes dejarle que explore los rincones para que decida cuál es su lugar favorita, en cuál se puede sentir más cómodo y en cuál estará más protegido.
En función de lo que haya vivido anteriormente, puede mostrarse muy activo y juguetón, o muy distante y tímido. En ambos casos es importante hacer que se establezca un vínculo entre los dos.