La infección por el virus causa desajustes tan importantes que pueden llegar a observarse en cualquier otro punto de nuestro cuerpo. Por otro lado, los efectos secundarios afectan de manera muy variable entre individuos.
Entre los síntomas más conocidos del SARS-CoV-2, destacan los más habituales, como la pérdida de olfato, la fiebre o la tos irritativa. Conviene recordar que la vía de entrada del virus en nuestro organismo es a través de microgotas suspendidas en el aire, por eso no es de extrañar que el coronavirus afecte principalmente a las células que componen nuestro sistema respiratorio.
De ahí que la fatiga, la disnea, o sensación de ahogamiento, y la tos persistente, sean síntomas fáciles de relacionar. Sin embargo, nuevos estudios arrojan luz sobre otros síntomas que conviene tener en cuenta y que no parecen tan obvios.
Hay un síntoma que no es muy popular pero que se ha observado en pacientes leves de Coronavirus: el dolor del esternón, que suele achacarse a una mala postura al descansar o a la tos provocada por el virus.
La costocondritis produce dolor en la parte izquierda del pecho, a la altura del esternón. Es el síntoma más frecuente que provoca la inflamación del cartílago que une las costillas al esternón.
Aunque más inusualmente puede sentirse también dolor a ambos lados del pecho, la costocondritis se hace más molesta cuando tosemos o al inspirar de forma profunda.
Como cualquier hinchazón de tejidos, tratarla pasa por administrar medicamentos antiinflamatorios no esteroides. Si se requiere, el médico puede prescribir tranquilizantes o antidepresivos
Si optas por remedios naturales, la cúrcuma es un potente antiinflamatorio. El hielo en la zona afectada también rebaja la inflamación y recuerda, mantener reposo para evitar que el dolor se agudice
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