Uno de los temas más recurrentes en las noches de “Qué falló en lo vuestro” son las relaciones abiertas. Como siempre decimos, requieren mucho compromiso y paciencia por ambas partes. Parece difícil, pero a veces sale bien. Todo depende de cómo sepan adaptarse los dos miembros de la pareja.
Roberto conoció a su novia hace 2 años. Siempre había querido tener una pareja cerrada, pero ella le propuso abrir la relación y acostarse con otras personas. Finalmente él accedió y los dos mantuvieron relaciones con gente ajena a la pareja. Una de las personas con las que se acostó Roberto era una gran amiga de su novia. Cuando ella se enteró se sintió traicionada y decidió cortar la relación sin aceptar las disculpas de Roberto. Él no sabe si sentirse culpable: por una parte entiende que ella se enfade, pero por otra considera que ha respetado el pacto que ambos mantenían.
¿Sabías que...
En los últimos años, las relaciones abiertas se han incrementado y han conseguido salvar relaciones que estaban rotas por la rutina y la monotonía.
Una relación abierta rechaza la monogamia como la única vía para mantener una relación estable y sana. Permite, sin embargo que cada miembro de la pareja satisfaga su necesidad de relacionarse y mantener un contacto más íntimo, no necesariamente sexual, con una o varias personas.
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