Pero no todo son malas noticias. El equipo dirigido por Shin-ichiro Fujii, del Centro Riken de Ciencias Médicas Integradas acaba de publicar los resultados de su estudio, que resultan muy optimistas.
Según revelan, la exposición previa de los sujetos a otros coronavirus estacionales, desarrolla una respuesta inmune que actuaría como barrera protectora contra la covid.
Las personas expuestas al resfriado que hayan desarrollado ciertos antígenos leucocitarios (HLA) pueden llegar a tener células T eficaces contra el SARS-CoV-2. Estas células son la clave, ya que responde muy eficazmente ante la proteína pico del covid, una molécula que también esta presente en otros coronavirus, como el del catarro estacional de invierno.
Mucho se ha dicho sobre si el resfriado común protegería contra la covid. Ahora, los resultados de este estudio, publicados en «Communicatios Biology», explicarían las diferentes respuestas inmunes que aclaran esta situación y abren la puerta a nuevas estrategias de prevención.
Con el estudio de diferentes grupos de individuos (sanos no expuestos, expuestos e inmunodepremidos), los investigadores fueron capaces de descubrir que había «un punto caliente ubicado en la proteína pico del virus y que las células T puede generar una intensa respuesta inmunitaria».
Dado que ambos son coronavirus y los dos atacan al sistema respiratorio, resulta complejo distinguir los síntomas.
El resfriado común se caracteriza por la aparición de mucha mucosidad, congestión nasal, estornudos, tos, dolor de garganta… En ocasiones también presenta una sensación de cansancio generalizado, pero mucho menos intenso que con la covid.
Por su parte, el SARS-CoV-2 suele venir acompañado de anosmia. Esa término que aprendimos todos durante el confinamiento y que supone la pérdida repentina de gusto y olfato. Del mismo modo, con la covid son frecuentes los vómitos, las náuseas y el dolor muscular, algo muy extraño cuando sufrimos un catarro común.
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