Si estás embarazada te darás cuenta que el tamaño de tus glándulas mamarias ha aumentado significativamente y en consonancia, también lo han hecho tus pezones. Y los tubérculos de Montgomery o también conocidos como las glándulas areolares hacen referencia justamente a esos bultos, que se generan alrededor del pezón y que, durante la maternidad, su aspecto se agranda y se oscurece notoriamente. Esos bultos cumplen una función protectora y muy concreta durante el embarazo y la lactancia.
Y es que cuando una mujer se queda embarazada su cuerpo experimenta grandes cambios. Uno de los más destacados es el desarrollo y adaptación de las mamas, que poco a poco se preparan para la función que van a ejercer después del parto: alimentar al bebé.
Sin embargo, no todas las mujeres conseguir identificar los tubérculos de Montgomery con facilidad, pese a que durante el embarazo parece más sencillo de detectar. Pero sí observas con detalle te darás cuenta que existen unas diminutas formaciones con relieve que se forman en la glándula mamaria, concretamente, en la parte más oscura. Esa sería la forma más fácil de verlas.
Por lo que los tubérculos de Montgomery hacen referencia a esos ganglios que se forman alrededor del pezón y dentro de la areola, que ayudan a proteger la piel de cualquier bacteria. ¿Cómo? Estos bultos producen secreciones que mantienen la zona del pezón lubricada y, por tanto, también protegida. Además, evita la sequedad en el pezón facilitando que la toma de leche en el proceso de lactancia se haga con todo tipo de comodidades. Las glándulas areolares fueron definidas por primera vez por un obstetra irlandés Willian Fetherstone Montgomery en torno al año 1837.
Durante el embarazo su apariencia se hace más notoria y se asemeja a un tubérculo, de ahí que reciba este nombre. Aunque otro de los motivos que le hace denominarse así es por su situación anatómica, ya que cumplen una función primordial en la lactancia materna: dar de comer a los bebés. Ese pliegue o inflamación en la areola se crea por la producción de estrógenos y progesterona que posibilitan el desarrollo glandular.
Aun así, es importante diferenciar los tubérculos de Montgomery en caso de estar o no embarazada:
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