Este tipo de alimentos se ha convertido en un básico en nuestra dieta, ya que lo utilizamos con asiduidad como complemento a un sándwich, una tostada, una ensalada… Sin embargo, muchos desconocen qué es ese borde tan resbaladizo que lo rodea y sí se puede comer.
En El Comidista de El País han tratado de resolver esta duda de una forma sencilla. La respuesta a esta cuestión es clara: es comestible, aunque no a todo el mundo le agrada su textura. Este borde es la piel del jamón, también denominada en múltiples ocasiones como corteza y contiene un 100% de proteína. Por lo que dependerá de los gustos de cada uno, ya que existe una clara tendencia a detestar esa parte del jamón cocido que, por libre elección, deciden no comerla.
De hecho, muchos se atreven a confirmar que esta le aporta un sabor más exquisito al producto, pero realmente esto es algo meramente subjetivo. Es más, el hecho de que dejen estas capas de piel en el producto es por “presentar una pieza más natural”.
Llegados a este punto es interesante saber diferenciar los jamones que guardan la etiqueta de “york”. Por un lado, está el jamón cocido extra que presenta mayor presencia de carne y menos cantidad de almidón y, por otro lado, está el jamón cocido que sí presenta mayor dosis de almidón.
A esta lista hay que añadir el fiambre de jamón cocido, que no tiene nada que ver con los anteriores. La principal diferencia con los anteriores es que este suele llevar mayor número de proteínas vegetales y no tanto de carne de cerdo.
Por lo que siempre será más recomendable escoger el jamón cocido o el jamón cocido extra, ya que presentan un mayor porcentaje de carne. Así que, toma nota y empieza a fijarte en el etiquetado del envase a la hora de hacer la compra.