Seguro que te ha pasado y no encuentras explicación: pelas un calabacín o una calabaza y te queda en las manos una sustancia pegajosa y áspera en las manos que no puedes quitar si quiera con agua y jabón.
Hay a quién, incluso, tiene una una reacción alérgica o una intoxicación cutánea leve tras quitarles la piel a estas verduras. La sensación es una sensación de piel tirante y escamosa, manchada de un ligero color verde.
La única solución para evitarlo es usar guantes para manipular estos productos y así evitar que entren en contacto con nuestra dermis y depositen en ella esa sustancia tan incómoda.
El líquido es algo muy parecido a la savia de los árboles y se libera cuando la pieza es pelada o cortada.
Es tan fuerte que puede endurecerse y convertirse en una costra protectora si la calabaza se corta o se daña, como un árbol.
De ahí el efecto tan potente que tiene en nuestra piel: crea una película resistente que puede sentirse rígida o incluso generar picor. Según algunos expertos, la savia es más potente si la calabaza o el calabacín son jóvenes.
Esta sensación que deja en la piel se llama “manos de squash” y es inevitable. Solo puedes esquivarlo con el uso de guantes de plástico o látex.
Por su bajo nivel calórico, su gran poder antioxidante, sus propiedades nutricionales y versatilidad a la hora de cocinarse, el calabacín es una de los alimentos estrella de nuestra dieta.
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