El término procede de la palabra inglesa cushion, que significa almohada o cojín y que en español se traduciría como algo parecido a «amortiguación». Es decir, un colchón que te frene o te recoja cuando te caigas. No es tan sorprendente deducir entonces que esta tendencia sería lo que conocemos como pareja de reserva o tu ‘plan B’. Sin embargo, esta persona que guardas en el banquillo del amor no tiene por qué aparecer solo cuando sientes que estás a punto de estar fuera de juego con tu compañero sentimental o cuando la relación con esta persona flaquea; sino que el cushioning puede aparecer en casi cualquier momento. ¿Por qué?
El motivo por el que, de repente, sientes ese deseo o necesidad de tener una pareja de reserva está estrechamente relacionado (¡sorpresa!) con el uso —a veces abusivo— de las redes sociales. Así lo refleja un estudio publicado en Psychology Today que sostiene que este contacto con el ‘plan B’ suele ser, en la mayoría de los casos, a través de ellas y de los mensajes de texto. No solo eso, sino que también concluyeron con sus encuestas que al menos un 56% de las personas con pareja tenían por lo menos a una persona en el banquillo.
Esta persona (o personas) que sentamos en el banquillo surgen con la intención, a veces platónica, de iniciar en algún momento una relación sentimental o sexual con ella (o ellas). Pero en el estudio, los investigadores Narissa Punyanunt-Carter, Michelle Drouin y Jayson Dibble, formularon tres preguntas clave acerca de esta pareja de reserva: ¿Cómo se mantienen en contacto con ella? ¿Qué estrategias emplean? ¿Cómo se mantiene el contacto con la persona del plan B estando en una relación?
La primera cuestión ya ha quedado aclara. En cuanto a la segunda, los investigadores querían saber cómo funciona lo que califican en el estudio como ‘comportamiento de mantenimiento de las relaciones’ y que, según los expertos, engloba tres conductas ordenadas: Positividad (muestras compasión y te aseguras de que las conversaciones con tu no pareja sean «divertidas y agradables»); Apertura (le cuentas datos personales de tu vida, incluso cosas que no has contado a nadie antes) y, por último, Garantías (le haces ver que quieres seguir manteniendo ese contacto y que esa relación ‘de recámara’ tiene futuro).
No obstante, el uso de una u otra técnica varía en función del tipo de relación que se mantenga con las parejas, digamos, oficiales. Ahora bien, el denominador común en todos los casos suele ser, por norma general, el mismo: no quedarse solos. Ante este temor a la soledad, las personas que caen en el cushioning tiran del popular pensamiento de no cerrarse puertas y no decir adiós a esos ligues anteriores, ya que las personas que incurren en este doble fondo sentimental tienden a escudarse con el pretexto de que vale, tienen una pareja de reserva, pero bajo la excusa de que esos flirteos nunca llegan a nada más allá del tonteo o la comunicación constante.
Si lees esto con una sonrisa o afirmando con la cabeza, eres de los que tienen a una pareja de repuesto. Si no, puede que seas de los que al saber lo que es el cushioning tiene la duda: ¿eres el plan B de alguien o estás con alguien que tiene a alguien en la recámara?
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