Cada vez es más frecuente que las relaciones interpersonales se den a través de una pantalla. El uso de la tecnología ha impuesto de alguna manera una nueva forma de comunicarse y relacionarse con el entorno en tiempo real y acotando la distancia física. Sin embargo, también ha generado grandes problemas que ponen en evidencia la falta de responsabilidad afectiva existente hoy en día en la sociedad.
Además, del fenómeno ghosting que es cuando una persona desaparece de tu vida sin dar ningún tipo de explicación, del benching, que viene a referirse a que una persona siempre te doblega a ser el plan alternativo; el roaching, que es cuando la otra persona te sigue la pista por redes sociales; el love bombing, que es cuando persona deposita todo su interés en la otra para luego arrebatárselo, el orbiting, cuando te deja sus pequeños destellos en redes sociales; el whelming, que es cuando la persona se muestra pasota para generar mayores interés en la otra persona; el cricketing, que es cuando una persona desaparece y luego regresa; el firedooring, que es cuando una persona muestra mucho interés y el otro no; ahora se habla de otro nuevo término: el breadcrumbing.
Todas estas prácticas son tendencias en las redes sociales y pese a que alguna pueda sonarte más que otra, la realidad es que son más frecuentes de lo que se cree.
El término breadcrumbing en lengua inglesa hace referencia a ir tirando migas de pan. Esto extrapolado al contexto de las relaciones interpersonales hace referencia a el hecho de mantener el contacto estrecho con una persona, pero solo lo imprescindible para mantener el interés vivo y cortar o dar largas en función de su interés. En otras palabras, el breadcrumbing alude al hecho de tener alguien comiendo de tu mano haciéndole creer que estás disponible y/o receptivo, pero sin ir más allá, sin profundizar y sin crear expectativas de ningún tipo.
La persona a la que se lo están haciendo vive con la esperanza de que la relación o el vínculo vaya a más, aunque realmente esto no llega a pasar nunca. Por lo que sí a la frase “a ver cuándo nos vemos” no le acompaña finalmente tener una cita puede ser una pequeña alerta de que te están haciendo breadcrumbing. O también puede suceder que finalmente quedes con esa persona, te sientas muy a gusto y te prometa sacar más tiempo para verte o para hacer otro tipo de planes. Pero… Eso nunca llega. Le escribes y te esquiva o simplemente no te da señales de vida.
Por lo que se trata de un nuevo modus operandi que responde al patrón de las relaciones líquidas, que son aquellas en las que la persona no busca un compromiso, sino simplemente pasar el rato. También puede responder a la inseguridad emocional que tiene la persona que lo ejerce y que busca, a toda costa, tener a varias personas disponibles, aunque esa persona esté ausente.
Si te has sentido identificada con lo que has leído hasta ahora, has de saber que aunque resulte obvio debes huir de este tipo de vínculos y enfocarte en encontrar personas más sinceras, honestas y que tengan inteligencia emocional para que entiendan que las relaciones requieren de responsabilidad afectiva. Además, continuar con este tipo de relaciones en tu vida significa seguir alimentado su ego, que lo único que busca es suplir sus fuertes inseguridades o rellenar el hueco que se le ha quedado vacío cuando el plan inicial le ha fallado.
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Según Val Walker, terapeuta especializada en problemas como el aislamiento y la soledad, el breadcrumbing puede generar una sensación mucho más intensa de soledad y desamparo si lo comparamos con el ghosting. Así lo ha expresado Walker en el medio digital El Confidencial, donde además ha alertado de que el hecho de dejar la puerta abierta hace que te sientas engañado ye incurras en una espiral tóxica.
No basta con eso, la terapeuta estadounidense también ha afirmado que el breadcrumbing podría conducir a una situación de aislamiento al sentir que les están engañando o traicionando e incluso, que podrían incurrir en el mistro patrón haciendo lo mismo que les han hecho.
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