La música influye en nuestro cerebro, alterando nuestro estado de ánimo y con él nuestro comportamiento. Sabiendo esto, resulta evidente que el marketing ha utilizado las canciones como una herramienta más para aumentar las ventas desde hace décadas, algo no solo aplicable a la publicidad (hay melodías que se llegan a convertir en lo más recordado del anuncio o en el conductor del mensaje en sí), sino también a los espacios físicos. Por esta razón, la música de una tienda será una u otra en función de cuánto quieren los dueños del establecimiento que compres, el tipo de cliente al que vayan dirigidos sus artículos o dependiendo del tiempo que pretenden que pases en el establecimiento.
No tiene por qué ser así, aunque inicialmente podría parecer lo más lógico. Según un estudio de 1982 publicado en Journal of Marketing cuando el ritmo de la música que suena en una tienda es muy rápido, como ocurre con determinados tipos de música electrónica, el cliente se suele mover más rápido y tiende a centrarse en aquello que ha ido a buscar en lugar de pasearse entre todas las estanterías. Esto es algo que se acostumbra a hacer cuando la música de una tienda es más calmada y un ejemplo claro es el de los supermercados.
Por otra parte, no solo influye el tipo de música, sino también su volumen. Por norma general, un volumen demasiado alto como para que nos resulte incómodo hablar con las personas con las que vamos, conseguirá que nos vayamos antes de las tiendas.
Esta pregunta no cuenta con una única respuesta, ya que, depende de la naturaleza del establecimiento en sí. Por ejemplo, en el caso de tiendas en las que se vendan artículos de alta gama o lujo, como una joyería o una tienda de productos gourmet, la mejor opción sería poner música clásica en el hilo musical, puesto que nuestro cerebro las relaciona directamente con el alto poder adquisitivo.
Por otra parte, hay diferentes estudios que aseguran que compramos más cuando la música de una tienda es aquella con la que estamos familiarizados, por ejemplo, los últimos éxitos pop, las canciones que más suenen en la radio o éxitos clásicos que sean sobradamente conocidos.
Es importante recalcar que no se trata de verdades universales ni aplicables a todo el mundo, ya que, la música no afecta de la misma forma a unas personas que a otras dependiendo de su edad y género. Por ejemplo, la reacción de una chica de 17 años comprando ropa, no será la misma que la de un hombre de 50 en el supermercado, ni que la de una mujer de 45 en una tienda de muebles. Por este motivo hay tiendas de moda juvenil que parecen una discoteca, frente a otras en las que la música no tiene tanto protagonismo.
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