Llevamos tiempo escuchando hablar de una inminente crisis que podría azotar al mundo en los próximos meses. La pandemia, la guerra de Ucrania o la crisis energética han sido algunos de los hechos que han propiciado el incremento del precio en bienes y productos. Lo vimos con la gasolina, lo notamos en la factura de la luz y ahora también llega a los supermercados.
Todo tiene relación entre sí. De hecho, la situación en los supermercados y las grandes superficies son consecuencia directa de otros problemas. Lo pudimos ver con la huelga de transportistas por el precio de la gasolina, lo cual dejó a muchos puntos del país sin suministros durante varios días.
Ahora, con la llegada del otoño, muchos sectores preven una etapa complicada que podría incluso lidiar con la escasez de género debido a los elevados costes a los que se enfrentan y que en muchos casos no pueden afrontar. El precio del gas y la luz está por las nubes, y esta es una realidad ante la que algunos productores no pueden hacer frente, razón por la que algunos se plantean el cierre.
En 20minutos han analizado cómo está afectando esta situación a varios sectores como el de la leche, el pollo, la cerveza o la miel. «No vamos poder seguir produciendo. Es más fácil cerrar que continuar metiendo dinero. Tampoco es posible traer la leche de fuera porque, en los países exportadores, el litro es 20 céntimos más caro. A veces plantean como alternativa las ‘leches’ vegetales, ya no entro en el hecho de que las llamen así, pero son todavía más caras», expresa David Frontela, quien es portavoz de Agaprol, la principal asociación de lecheros en nuestro país.
Este advierte de la gravedad de la situación, que ahora no es visible para el consumidor pero que podría serlo muy pronto si la cosa no cambia: «El afectado principal es el ganadero, pero el pagano es el consumidor. Lo peor no va a ser que suba el precio, sino que no haya. Y, cuando el cliente se encuentre una foto en un lineal del supermercado diciendo que no hay cartones, la que se puede organizar es muy gorda».
Otro producto cuyo abastecimiento está amenazado es el del pollo. ¿La razón? Nuevamente los elevados costes energéticos para mantener las naves. Eloy Ureña, responsable del sector en la Coordinadora de Organizadores de Agricultores y Ganaderos (COAG) alerta de la grave situación que vive este sector. Los altos costes de luz no son compatibles con el negocio.
«El sector está destrozado, nunca lo he visto como ahora. Siempre hemos salido adelante, pero en esta ocasión hay granjeros que contemplan la opción de cerrar al menos un tiempo«, expone Ureña. ¿Se traducirá esto en desabastecimiento de género en los supermercados? Quizá esto es demasiado, pero a lo que sí nos podremos enfrentar será a la escasez del mismo: «De hecho, ya la hay«.
La cerveza y las bebidas carbonatadas son otros productos amenazados debido a la falta de suministro de dióxido de carbono (CO2). Este problema podría acabar llegando a España y podría traducirse en un incremento del precio de estos productos. «Hay dos opciones, o limitar su producción o subir el precio, y ambas impactan en las cifras de ventas y en el mercado», expone el profesor de la OBS Business School, Eduardo Irastorza.
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