Tener un hijo requiere de una gran responsabilidad. Cuando estos son bebés necesitan de toda nuestra atención, y la cosa no se vuelve más fácil a medida que estos crecen. Con el paso de los años vamos asumiendo nuevos retos, y uno de los más complicados es el de responder a todas las preguntas e incertidumbres que les van surgiendo.
Sí, hablamos de la famosa etapa del ‘por qué’. Aproximadamente entre los tres y los cuatro años, los niños ya han aprendido a hablar de forma más fluida y empiezan a interactuar con el mundo más allá del hogar. Es ahí cuando surgen muchas preguntas y verán en sus padres las mayores fuentes de información.
Muchas de estas preguntas son complicadas de afrontar para los adultos, a menudo porque ni estos saben la respuesta con claridad. A medida que los niños crecen y se topan con nuevas situaciones que les resultan extrañas o novedosas, les surgirán nuevas cuestiones para las que debemos estar preparado.
Te ayudamos a responder ocho de las preguntas más comunes y complicadas entre los más pequeños.
Es una de las preguntas más complejas porque no hay una respuesta clara al respecto ni siquiera para los adultos. Normalmente llegan cuando fallece alguien del entorno y hay que explicarle al niño que este se ha ido para siempre.
Respecto a estas cuestiones lo importante es abordarlas con naturalidad y explicarles que la muerte forma parte de la vida. En este punto, es esencial dejarle expresar sus emociones y tratar de abordarlas juntos para enseñarles que sentir miedo o incertidumbre es parte de estar vivos.
Con la llegada de hermanitos o primos es posible que estos se pregunten cómo llegan los bebés hasta la tripa de la mamá. Debes tener en cuenta que el niño busca una respuesta clara y concisa, no le expliques algo de forma enrevesada. No hace falta que profundices ni que entres en detalles.
Si no quieres recurrir al clásico cuento de la cigüeña ni tampoco ponerte en modo científico a hablarle de óvulos y espermatozoides, dile simplemente que surge del fruto del amor entre dos personas cuando así lo desean.
Uno de los temas más complicados para abordar con los más pequeños es cuando hay una separación de por medio. Es posible que se hagan preguntas al respecto, como por qué ya no viven juntos sus papás, o si estos han dejado de quererse y, en consecuencia, van a dejar de quererle a él.
Es importante ser sinceros con el niño y explicarles la realidad. No trates de maquillársela, explícale que aunque algunas cosas van a cambiar, nunca lo hará el amor que ambos sentís por él: «Papá y mamá ya no se quieren como antes, pero nunca van a dejar de querer aquello que crearon juntos, y eso eres tú«.
También es fundamental que mires más allá. Puede que con sus preguntas te esté manifestando sus miedos e inquietudes. Muéstrale que puede confiar en ti, la comunicación es esencial para abordar estos problemas.
Esta pregunta llegará cuando comiencen a descubrir su cuerpo y el de las personas que le rodean. Es algo que salta a la vista y por lo que estos se interesan. ¿Qué debemos responder? Básicamente que todos somos diferentes, y al mismo tiempo iguales: humanos. Igual que hay personas altas, bajas, rubias, morenas, con un color de piel u otro, unas tienen cola y otras no.
Otra cuestión que surge cuando se topan con una persona que tiene un color de piel diferente al suyo. Ya se trate de algún compañero en clase o de alguien que ha visto por la calle, la respuesta anterior es válida para esta pregunta. Lo importante aquí es darle un mensaje de respeto, y decirle que ser diferente no es malo. Todos lo somos de alguna manera.
Existen más modelos de familias, no solo el tradicional. En estas es posible que surjan preguntas al respecto. Lo más corriente es tener un papá y una mamá, y es probable que descubran esa diferencia al compararse con algunos compañeros de colegio o amigos. Este modelo puede ser el más corriente, pero no el único válido, y así lo debe comprender.
Aunque tratamos de ser un buen ejemplo para nuestros hijos, no podemos controlar el comportamiento de los demás. Las noticias a veces van asociadas a comportamientos inadecuados por parte de otras personas y eso puede despertar esta duda en los más pequeños.
Lo importante aquí es ayudarles a hacer una valoración y a empatizar con los que sufren dichas maldades, de manera que descubran por sí mismos por qué no está bien comportarse así.
Es contradictorio tratar de que los niños coman sano mientras les damos un mensaje de lo importante que eso es para su salud y que vean a los padres tener malos hábitos como fumar. Es normal que estos tengan un conflicto. ¿Por qué ellos han de cuidar su salud pero los adultos que les dan esos consejos no lo hacen? Es para reflexionar.
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