Seguramente alguna vez te ha pasado que sin comerlo ni beberlo te has visto envuelto en una situación en la que le has contado tu vida en verso a un completo desconocido y te has quedado pensando… “Pero, ¿qué ha pasado?”.
Puede que algún día te hayas sentido cómoda con la persona que tienes en frente, que has conocido recientemente en un viaje o en un bar a altas horas de la madrugada y sin saber muy bien por qué le has revelado detalles muy íntimos de tu vida personal. Te has abierto y has acabado compartiendo hasta los miedos más profundos, que nunca antes habías revelado a nadie. Por increíble que parezca esos acercamientos o pequeños intercambios con desconocidos son más importantes de lo que se cree y responden a varios motivos, que te explicamos a continuación.
Según una encuesta que se realizó en 2013 alrededor del 45% de las personas con las que tratamos temas importantes está formado por personas que no están en nuestro entorno más íntimo. Esas personas se convierten en nuestros fieles confidentes por el simple hecho de estar en ese momento en el que necesitamos exteriorizar algo o realmente encontramos en esa persona un refugio en el que podemos sentirnos libres. Una encuesta que ha recogido la revista S Moda El País en uno de sus últimos artículos en relación con este tema.
Además para aportar más claridad al tema el mencionado medio ha entrevistado a un psicóloga, Aintzane Goikoetxea, quien ha sido la encargada de revelar las diferentes razones por las que encontramos más facilidades para desahogarnos con extraños. El primero de ellos reside en que, al ser justamente un desconocido, nos sentimos más libres a la hora de hablar y también nos duele menos si no muestra la empatía y la sensibilidad que necesitamos. Además, precisamente por el hecho de ser ajeno su visión sobre el tema discutido puede ser más objetivo.
El segundo de los motivos reside en que al no existir un vínculo que te ate resulta más fácil abrirse, explayarse y no asumir ningún tipo de responsabilidad más allá del momento presente que se está compartiendo. En cambio, si lo tratas con alguien de tu círculo puede que te sientas presionada cuando te preguntan por ese tema o te digan algo que realmente no estás preparada para escuchar.
Otro de los motivos que también ha detallado la psicóloga es que tendemos a sentirnos más seguros con un extraño que con un amigo cuando tenemos que mostrar esa vulnerabilidad. El hecho de que sea un desconocido te da tranquilidad porque de alguna manera sientes que no va a ir contándolo como un chisme, ya que no existen personas en común.
Además, Goikoetxea también ha asegurado que el momento en el que nos encontramos también puede facilitar el hecho de compartir nuestras mayores intimidades con desconocidos. Aunque el contexto, el lugar y la propia situación personal ayudan a que exista esa sensación de comodidad en una conversación con un desconocido.
Sin embargo, estas situaciones tienden a ser muy puntuales y no se dan siempre en todos los casos. Aún así la psicóloga ha afirmado que resulta más gratificante hablar de uno mismo con alguien a quien quieres que con un desconocido, ya que esto de alguna manera facilita esa cohesión en las relaciones interpersonales. Aunque eso no exime que un día, por el motivo que sea, tú de forma libre sientas esa necesidad de compartir determinados detalles de tu vida personal con alguien a quien no conoces.
En cualquiera de los casos, Aintzane Goikoetxea ha desgranado la importancia de cuidar ese espacio de intimidad que nos haga sentirnos bien, ya sea exteriorizando con extraños o con conocidos. De lo contrario, pueden surgir problemas como la ansiedad.
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