¿No paras de sudar ni de dar vueltas en la cama? ¿Quieres dormir pero no puedes? Te levantas, bebes agua fresquita y vuelves a la cama. Comienza de nuevo el ritual para coger la postura y no paras de moverte y así, hasta que tienes la suerte de caer rendido de sueño y cansancio. Ya has despertado incluso a tu compañero de cama… Todos nos desvelamos y entramos en un estado de desesperación al ver que no dormimos. Seguramente esta historia de las noches de verano te resultará más familiar de lo que crees. Padecer insomnio veraniego, tener dificultades para conciliar el sueño o no poder descansar profundamente se han convertido en una auténtica pesadilla estos meses.
Si estás de acuerdo o te has sentido identificada con todo lo descrito hasta el momento, tranquila porque no eres la única y es más normal de lo que crees, sobre todo, este verano, donde parece que todos estamos deseando despedir ya el verano debido a las altas temperaturas, que no cesan.
Todos estos podrían nuevos factores para crear una nueva versión de Sueño de una noche de verano de William Shakespeare, con el único matiz que a lo que aspiras (tý y todos) sería algo muy distinto y valioso: dormir y descansar.
Son diversas las razones que justifican la baja calidad de sueño durante los meses de verano. Varios especialistas aclaran los motivos en el diario El País. Según la especialista en neurofisiología clínica, Milagros Melino, durante esta estación practicamos un “jet lag social”, ya que la gente tiende a dormirnos cada vez más tarde y resulta difícil decirle a los más pequeños que se vayan a la cama cuando todavía es de día. Además, pone de manifiesto que estos meses no están siendo “confortables” ya que estamos solo teniendo temperaturas de 31º C y 32º C a medianoche, lo que dificulta notoriamente dormir y descansar plácidamente.
Al parecer, hasta que no detectamos una ligera bajada en los termómetros, no nos dormimos o al menos, hacemos el amago, así lo narra Juan Antonio Madrid Pérez, catedrático de Fisiología en la Universidad de Murcia. El especialista explica que la temperatura corporal desciende de forma natural un par de horas antes de acostarnos para favorecer el sueño y continúa haciéndolo mientras dormimos. Sin embargo, el sofocante y agobiante calor de este verano está dificultando notoriamente que este tipo de circunstancias pueda darse.
Las personas mayores y los niños son los colectivos más perjudicados por las altas temperaturas y necesitan “enfriar el cerebro” para poder dormir. Su ciclo habitual del sueño se ve alterado y en vez de tener un sueño profundo más bien se trata de uno ligero en el que rara vez consiguen entrar en la ansiada fase REM.
Acabar de lleno con la monotonía, cenar demasiado tarde o hacerlo en exceso y este sofocante calor puede provocarte el insomnio en verano. Pero la buena noticia es que con algunos cambios en tu rutina es posible que consigamos dormir bien y, sobre todo, descansar.
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