Adoptamos esta costumbre desde que somos muy pequeños y rápidamente la naturalizamos y la incorporamos a nuestra modo de relacionarnos con los demás. Además, no solo es algo que hemos adquirido por tradición. Se nos hace ver que, además, es un gesto de buena educación, pues no solo lo expresamos con nuestro entorno, sino también con completos desconocidos.
Para descubrir el origen de esta expresión hay que viajar muchos años atrás, pues es una tradición milenaria. Ya en la Antigua Grecia existían expresiones para cuando alguien estornudaba.
Por entonces se consideraba que el estornudo era un síntoma de que los malos espíritus y las enfermedades se apoderaban de una persona, lo que después de que alguien estornudara se exclamaba «¡Que Júpiter te conserve!» o «¡Zeus te salve!«. Los romanos por su parte, expresaban «¡Salve!» ante un estornudo.
Estas expresiones derivaron a «¡Jesús!» con la llegada del cristianismo. Antiguamente en nuestro país se hacía una lectura negativa del estornudo, y es que se entendía como una señal de que el diablo te podría entrar por la boca. De ahí la mención de Jesús para liberar a esa persona del este posible mal.
También hay muchas personas que prefieren decir «salud» en lugar de «Jesús» cuando alguien estornuda. Ambas opciones se entienden de la misma forma a día de hoy, como un gesto de educación.
Ahora bien, ¿y si nos trasladamos a otros países? ¿Cómo responden a un estornudo otros países y culturas diferentes?
En Inglaterra también heredaron la expresión del cristianismo. Ante un estornudo, estos responden con un «Bless you«, lo que se traduce como «bendiciones«. Si cambiamos de cultura, en los países árabes dirán yarjamukumu Allah (que Alá se apiade de ti).
Y si saltamos el charco, en México es tradición responder con un «salud» al primer estornudo. Sin embargo, ante el segundo le desearán dinero a la persona, y ante un tercero amor.
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