Si tu hijo es adolescente probablemente te suena la situación de verle metido en su cuarto durante horas sin querer que nadie le moleste. Por mucho que te preocupe, se trata de algo natural e incluso necesario para su desarrollo, e incluso puede tener aspectos positivos, como reforzar su autonomía y generar un espacio de reflexión.
No obstante, se debe encontrar un equilibrio entre el tiempo que pasan solos y el que dedican a relaciones personales, muy necesarias también.
Y es que tal y como explican desde el gabinete de psicología Psicoalfaro, «durante la adolescencia se producen numerosos cambios en los diferentes contextos sociales. Se da un proceso de autonomía y distanciamiento respecto a los padres y la relación con los iguales adquieren una elevada importancia y se vuelven más complejas. Las dificultades para adaptarse a todos estos cambios aumentarán el riesgo de experimentar sentimientos de soledad.»
¿Sabías que…
Los 14 años son una edad en la que los menores ya han pasado la etapa más fuerte de cambios físicos. Han dado un fuerte estirón de talla y peso. Además adquieren las características sexuales. Ya son adolescentes plenos. Poco queda del niño pequeño que eran hasta hace nada. Han adquirido más independencia y así lo quieren plasmar. Es una época en la que se sentirán mucho más unidos a sus amistades que a sus padres, a los que verán como una autoridad con la que poco tienen que ver. La opinión de su grupo cobra especial importancia, mucha más que la de sus progenitores.
Desde lamenteesmaravillosa.com explican que se trata de una etapa llena de cambios en la que los adolescentes buscan estar solos por varios motivos: «afán de reafirmarse, necesidad de conocerse, deseo y necesidad de independencia de los padres, búsqueda de su propia identidad y necesidad de tener espacios para pensar y reflexionar en sus cosas.«
Pero hemos de distinguir entre estar solos y sentirse solos, un sentimiento que como explican desde Psicoalfaro, «puede aparecer incluso si ellos están acompañados, ya que pueden pensar que nadie los entiende y que tienen gustos diferentes«. Algo que tiene que ver muchas veces con la falta de autoestima y la timidez propias de este momento vital, que dificultan la socialización.
Como padres debemos respetar su necesidad de estar solos, sin juzgar y facilitándoles que tengan esos momentos con acciones muy sencillas pero que para ellos significan mucho, como llamar a la puerta antes de entrar en su habitación, hablar de forma abierta con ellos o preguntarles si tienen ganas de estar solos.
Así que, si tu hijo adolescente quiere estar solo, a no ser que tenga alguna preocupación o problema que le lleve a desear esa soledad, no te preocupes. Aunque debemos estar alerta, porque si se instaura ese sentimiento de soledad puede llevar a la angustia, la ansiedad e incluso el miedo.
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