Desde 2019, año en el que el virus SARS-CoV-2 fue detectado por primera vez, la covid-19 ha evolucionado constantemente. Aunque el confinamiento y las medidas más restrictivas hayan quedado atrás en la inmensa mayoría de los países, como España, la pandemia aún no puede darse por finalizada. Sí, es cierto que la incidencia acumulada de casos y las hospitalizaciones, así como las muertes por esta enfermedad, se han reducido de forma considerable, pero eso no significa que la población esté exenta de riesgo.
Así lo ha demostrado la detección de las diferentes variantes del covid-19 que se han ido identificando desde su irrupción. Alpha (B.1.1.7 y Q), Beta (B.1.35 y descendientes), Gamma (P.1 y descendientes), Delta (B.1.617.2 y AY), Epsilon (B.1.43 y B.1.43), Eta (B.1.52), Iota (B.1.53), Kappa (B.1.617.1), Mu (B.1.621, B.1.621.1), Zeta (P.2) u Ómicron (B.1.1.529, BA.1, BA.1.1, BA.2, BA.3, BA.4 y BA.5) son algunos de los nombres propios de estas variaciones del virus reconocidas por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) que van produciendo modificaciones en el código genético. Pero ahora hay que sumarle también la aparición de la variante BQ.1.1, conocida como ‘perro del infierno’.
Al tratarse de una nueva variante del coronavirus, por el momento poco se sabe acerca de los riesgos reales de BQ.1.1, salvo que algunos expertos vaticinan que pueda ser muy contagiosa. Así lo advirtió el virólogo del Departamento Imperial de Enfermedades Infecciosas del Imperial College de Londres, Tom Peacock, a través de su cuenta de Twitter.
Another quick update here – BQ.1.1 (a descendent of BA.5) has been showing very quick growth in the last couple of weeks, particularly in the UK – no data on antigenicity, etc yet but definitely yet another one to watch…https://t.co/k45GIaXOZr
— Tom Peacock (@PeacockFlu) September 21, 2022
En un mensaje informativo dirigido a toda la población general, el experto advertía de que el denominado ‘perro del infierno’ es un descendiente del linaje BA.5 (Ómicron) «pero ha ganado varias mutaciones adicionales en RBD-R346T, K4444T Y N460K». Añadiendo que, además, se trata de una subvariante que ha crecido especialmente en Reino Unido.
Una estimación que pareció compartir otro experto en la materia, Moritz Gerstung, profesor de la Universidad Ruprecht Karl de Heidelberg (Alemania), quien hace unas semanas informó de que el BQ.1.1 creció un 12% más rápido a nivel mundial que el linaje de Ómicron. Otro científico, este de la Universidad de Basilea, Cornelius Römer, ha vaticiando que el porcentaje de crecimiento de esta subvariante es del 10%, por lo que no parece haber cifras concluyentes por el momento.
Debido a la falta de información que existe actualmente sobre esta variante, el BQ.1.1 ha pasado a denominarse en las redes sociales y entre los usuarios, es decir, en términos populares, como ‘perro del infierno’ o ‘Cerbero’; ¿por qué? La razón es bastante simple.
Al no tratarse de un nombre oficial, se ha teorizado mucho sobre el origen de este apodo; pero algunos profesionales, como Miguel Marcos, médico internista que ejerce en el Hospital Universitario de Salamanca, han desmentido que el motivo se deba a que es una variante «infernalmente peligrosa». De hecho, un artículo recogido por Intelligencer afirma que fue la OMS la que bautizó con nombres alfanuméricos a las variantes citadas anteriormente y reconoce que algunos científicos han acuñado el término ‘perro del infierno’ o ‘Cerbero’ para referirse a la nueva variante de la covid-1′, pero «no han sido utilizados por las autoridades de salud pública» y puede que solo estén «generando confusión».
Si alguien escucha que la nueva variante del COVID es el “perro del infierno” (en rigor, Cancerbero) no es más que le están echando imaginación con nombres propios a las variantes de ómicron. Pero NO lleva ese nombre porque sea infernalmente peligrosahttps://t.co/XteXRP8uOl
— Miguel Marcos (@drmiguelmarcos) October 28, 2022
Pero el verdadero motivo de este apodo se remonta a Cerbero, el perro de Hades, dios griego de la guerra y Señor del Inframundo. Su mascota, también denominada Cancerbero, es el monstruo de tres cabeza que salvaguardaba las puertas del infierno.
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