Con los años, es inevitable que aparezca algún que otro pelo en la nariz o en las orejas que hace tiempo no estaban ahí tiempo antes. La vejez está acompañada de diversos cambios físicos como la aparición de este tipo de vello.
Sobre todo le pasa a ellos, y se debe a una hormona llamada testosterona. Se sospecha que esta aparición repentina y abundante de estos pelos se debe al aumento de la sensibilidad de la hormona en los folículos pilosos pasados los 30 años.
Es un hecho que le ocurre al 70% de los varones, y aunque también suceda en mujeres, es mejor frecuente y perceptible.
Y junto al cabello, también las uñas cambian. Ambos ayudan a proteger su cuerpo manteniendo constante la temperatura corporal. Conforme envejecemos, el cabello y las uñas comienzan a cambiar.
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Cuando los hombres envejecen, los folículos reaccionan a un subproducto natural de la testosterona, conocido como dihidrotestosterona (DHT).
Esta sensibilidad conduce a la calvicie completa en algunos hombres, o al menos, a una pérdida importante de fuerza del cabello en más del 80% de varones.
La DHT genera lo opuesto en el vello de las orejas y la nariz. Esta hormona causa que los pelos presentes en esas zonas crezcan más más largos, gruesos y oscuros.
Sin embargo, en mujeres es distinto. En ellas, sus niveles de la hormona son muchos más bajos, por lo tanto, no experimentan el evidente crecimiento de pelo tan abundante.
Por lo tanto, la mejor solución para la desaparición de ese vello indeseado de las orejas y de la nariz es con una tijera. Siempre será mejor cortarlo que depilarlo, pues sería muy doloroso, e incluso, podría derivar en una infección.
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