Incluso hay estudios que hablan de ese aumento de peso en verano, como el que recoge la revista Telva, realizado por la Universidad de Texas, en el que recogen que «han identificado que los niños de primaria aumentan su Índice de Masa Corporal en la época estival, más rápidamente que durante el año escolar, lo que puede redundar en un incremento de las tasas de sobrepeso y obesidad infantil, que ya son bastante altas.«
La Dra. Alba Santaliestra Pasías, presidenta del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Aragón, explica en el mismo medio que aunque se trata de un tema poco estudiado científicamente aún, «el aumento de IMC durante el verano puede deberse, por un lado, a una mayor laxitud en cuanto a tomar alimentos con alta densidad calórica, ricos en azúcares (en verano, los niños consumen más de cinco veces la cantidad de azúcar recomendada) o grasas (fritos, pizzas, hamburguesas y otros ultraprocesados), unido a la mayor permisividad de los cuidadores o a la mayor disponibilidad económica de los críos para comprar lo que deseen, puede generar una mayor ingesta de alimentos con baja calidad nutricional y afectar al peso corporal«.
No les obligues a comer, si un alimento no les gusta busca otras opciones, a lo mejor no le gusta en un formato concreto pero en otro sí. Si no quieren fruta puedes probar con unas brochetas de frutas, o si la zanahoria cocida no les gusta prueba con una zanahoria cruda.
En lo que se refiere a la bebida, siempre agua. Evita los zumos de brick y las bebidas carbonatadas. Y para picar entre horas procura que tengan alternativas sanas cerca, como una fruta, unos frutos secos o vegetales cortados en palitos o cualquier otro tentempié saludable.
Más cosas que puedes hacer: intenta mantener las rutinas, por supuesto no las mismas que durante el curso, pero procura que coman a la misma hora y se vayan a la cama a una hora concreta también.
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