Sin embargo debemos tener especial cuidado a la hora de mezclar paracetamol con flucloxacilina, ya que según advierten desde La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), dependiente del Ministerio de Sanidad, existe el «riesgo de acidosis metabólica con alto desequilibrio aniónico (HAGMA)».
Este organismo recuerda en el ‘Boletín mensual de seguridad de la AEMPS sobre medicamentos de uso humano del mes de enero de 2022, que hay que tener especial cuidado particularmente «en pacientes con factores de riesgo tales como insuficiencia renal grave, sepsis, desnutrición y otras fuentes de deficiencia de glutatión (por ejemplo, alcoholismo crónico), así como aquellos que utilizan dosis máximas diarias de paracetamol.»
Por eso desde la AEMPS recomiendan una «estrecha vigilancia», incluida la medición de 5-oxoprolina en orina, en este tipo de casos.
La flucloxacilina es un antibiótico derivado de la penicilina que está indicado para el tratamiento de faringitis bacteriana, sinusitis e infecciones de piel y tejidos blandos.
Por su parte el paracetamol es un analgésico y antitérmico indicado para tratar dolores de cabeza, fiebres leves y moderadas o malestar general y no se deben superar los 4g/día.
Precisamente hace unos días te hablábamos de un estudio que relacionaba la toma de paracetamol con la hipertensión. El estudio fue realizado con 110 voluntarios, dos tercios de los cuales tomaban medicamentos para la hipertensión y a las que en un ensayo aleatorizado se les pidió que tomaran un gramo de paracetamol cuatro veces al día durante dos semanas, una dosis normal en pacientes con dolor crónico, y luego píldoras ficticias o placebo durante otras dos semanas. Del ensayo se dedujo que el paracetamol aumentó la presión arterial de los participantes mucho más que el placebo.
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