La organización ha emitido un comunicado en el que afirma que «hay productos que no ofrecen suficientes garantías de seguridad a sus usuarias«, y en el que señala a «algunas máscaras de primeras marcas». Este remite al Reglamento de Cosméticos de la Unión Europea, que incluye una lista de sustancias prohibidas en cosméticos, aunque admite su presencia «como trazas si no se han añadido deliberadamente, no hay medios técnicos para eliminarlas y si los fabricantes no tienen indicios de que su producto ocasione daños». Es decir, Europa admite la presencia de trazas siempre que no sea de manera intencionada.
La OCU señala al formaldehído como posible cancerígeno, que además puede inducir problemas de sensibilización en la piel, aparte de estar prohibido su uso en cosméticos. No obstante, matizan que «basándonos en las últimas opiniones científicas establecemos un límite admisible de 10 ppm (partes por millón)», algo que supera algunas de las máscaras analizadas.
Por otra parte, el níquel es un metal pesado también prohibido en cosmética, que en contacto con la piel puede provocar alergias, además de inducir problemas de sensibilización. Algunas marcas superan el límite de 5 ppm, que es el que se considera admisible.
Por otro lado, desde la organización de consumidores piden a las autoridades sanitarias europeas «que tomen medidas y se establezcan esos límites de seguridad, imprescindibles en un producto en contacto con la piel, con los ojos y que muchos usan a diario».
Y es que en las catorce marcas analizadas en el laboratorio se ha identificado la presencia de 30 sustancias que pueden ser nocivas para la salud, que van desde metales pesados como el plomo, el cadmio y el níquel, entre otros, hasta impurezas derivadas del petróleo.
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