Está más bien relacionado con aquellas familias que les dan a sus hijos todo lo que estos piden, sin que a estos les cueste el menor esfuerzo conseguirlo.
Se trata de niños que se suelen encaprichar con cosas y son incluso capaces de coger una rabieta hasta que consiguen que sus padres se las den. Es esencial detectar este tipo de comportamientos lo antes posible para que no influyan negativamente en la personalidad del niño en la edad adulta. De ahi la importancia de conocer las primeras señales que deben alertarnos.
Uno de los primeros rasgos es que el niño expresa con frecuencia y a pesar de tener todo tipo de juguetes a su alcance, mucho aburrimiento.
Además la poca capacidad para afrontar los problemas por si mismo y recurrir a los padres para que lo hagan, la baja autoestima, baja tolerancia a la frustración, la tendencia a ser irresponsables, tener altos niveles de ansiedad por falta de rendimiento escolar, la irritabilidad fácil y la dificultad para relacionarse con los compañeros, son otros rasgos de este síndrome.
La buena noticia es que podemos evitar que nuestros hijos lo sufran o al menos intentarlo. Tal y cómo explica el mismo medio,«transmitiendo al niño el esfuerzo que se tiene que realizar como padres para asegurar ese estilo de vida más cómodo y la importancia del esfuerzo y el trabajo duro para obtener las cosas. Todo ello sin olvidar las responsabilidades que van implícitas en el hogar y que tienen que cumplirse sin necesidad de que haya un premio o compensación de por medio.»
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