Esta actitud tiene incluso un nombre técnico, name dropping, o en español «dejar caer nombres», algo que tal y como explican en SModa , «no se trata simplemente de presumir sino de dejar caer palabras clave con disimulo, como si realmente no le diéramos importancia, para conseguir, precisamente con esa falsa modestia, una mayor admiración de nuestro interlocutor.»
El objetivo, según la psicóloga Susana Ivorra, que asegura ver este tipo de comportamientos a diario en su consulta es “impresionar a la persona que nos escucha y que nos considere importantes por asociación”.
No es lo mismo tener este comportamiento de manera puntual a que sea un hábito. En este último caso ya se convierte en un problema, tal y como explica la experta: “No en todos los casos, pero por lo general, los name droppers son personas con una gran necesidad de aceptación y admiración….Creen que necesitan adornar su realidad para que eso pase, como si por ser simplemente quienes son, no fuera suficiente”.
Ivorra también explica que las redes sociales son un contexto especialmente dado a practicar el name dropping, ya que estas han avivado nuestra necesidad de impresionar. “Las redes sociales han generado en muchas personas una comparación constante con los trocitos visibles de la vida de otras personas, pero no sabemos qué hay detrás”, resalta.
Algo en lo que está muy de acuerdo la psicóloga Mercedes Cimas, a cuya consulta acuden muchos adolescentes y que cree que es un tipo de comportamiento que impacta cada vez más a las nuevas generaciones. “Esta idea errónea de lo que es el éxito está ya muy interiorizada. Los influencers más seguidos por los jóvenes hoy día son el epítome de todo este tipo de mensajes”, afirma.
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