Somos muchos los que después de los excesos del verano nos hemos quedado con algún kilito de más, pero sin embargo no vemos la manera realmente eficaz de deshacernos de ellos por más que lo intentamos de mil maneras. Seguramente en internet habrás visto un montón de dietas que te prometen perder peso en cinco días sin volver a ganarlo, pero probablemente sepas que no se trata más que de un reclamo publicitario. Hoy hablamos de algo que te puede estar engordando sin saberlo.
Y es que ya debemos tener más que claro que los milagros no existen, aunque si podemos cambiar algunas rutinas que nos permitan bajar un par de kilos. Para ello es muy importante seguir un plan de comidas y aunque no lo creas, la hora a la que comemos es muy importante también. Parece que comer tarde implica un mayor riesgo de ganar peso.
La revista científica Cell Metabolism, recoge un estudio que tal y como explican desde 20Minutos, “ha buscado averiguar cuáles son concretamente los mecanismos que están detrás de esta relación entre comer tarde y un mayor riesgo de ganar peso”.
En el estudio participaron 16 voluntarios (once hombres y cinco mujeres de diferentes étnias), con edades comprendidas entre los 25 y los 59 años y cuyo índice de masa corporal les situaba en el sobrepeso e incluso la obesidad. Todos ellos además gozaban de buena salud y realizaban actividad física habitualmente. Además en las dos semanas previas al estudio no bebieron, tampoco fumaron ni consumieron drogas ilegales. Algunas de las participantes tomaron anticonceptivos y un participante recibía medicación antihipertensiva.
Se dividió en dos fases de nueve días cada una en el laboratorio y con un periodo de entre tres y doce semanas entre ellas. Tal como explica el mismo medio, “Previamente a estas estancias, debían dormir con un horario fijo y llevaron un diario del sueño, así como unos horarios de comida regulares y unas dietas prefijadas” .
Durante sus estancias, los participantes llevaban un horario de comidas tempranas y uno de comidas tardías. Se observó que comer más tarde afectaba a los niveles de la hormona leptina, que avisa al cerebro de que el estómago está lleno.”Por esa razón, tenían más probabilidades de sentirse hambrientos al terminar las comidas. Además, en estas condiciones el gasto calórico era menor, y la temperatura del cuerpo se veía significativamente reducida a lo largo de las 24 horas del día.”
El hecho de que se trate de una muestra tan pequeña hace que sea difícil universalizar estos resultados. Pero tal como explican desde el mismo medio,«si aporta una nueva evidencia al hecho de que el horario en el que se come puede afectar al equilibrio hormonal, y esto puede tener efectos sobre la percepción del hambre y la saciedad o sobre el metabolismo».
Hace meses hablamos ya de la teoría de la dietista australiana Susie Burrell, que tal cómo recogía entonces la revista uppers.es, «a raíz de un estudio elaborado en Reino Unido, Burrell explicaba al Daily Mail que hay tres momentos del día peligrosos en los que hay que evitar comer o caer en nuestros grandes antojos si de verdad queremos perder peso».
En concreto, las 11:01 horas, las 15:14 horas, y las 21:31 horas. Tres momentos que coinciden con los que más picotean las personas y que según la dietista coinciden con media mañana, al snack de media tarde o un pequeño atracón después de la cena.
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