Mati lleva casada treinta años, y tiene tres hijos con su marido. Su vida ha estado al completo dedicada a sus hijos, porque él no quería que trabajara. Él se ha prejubilado por problemas de salud, y es ahora cuando nuestra protagonista ha empezado a trabajar por horas. Ha hecho nuevas amigas con las que queda para tomar algo, pero él le controla las horas de salida y entrada, con quién e incluso la tiene que llevar y traer del trabajo para controlarlo. Todo el tema de los celos enfermizos y el control se ha potenciado al pasar tanto tiempo en casa. Él decide hasta qué ropa debe ponerse para salir a la calle. Mati es consciente de la gravedad y cree que es el momento de separarse, pero tiene miedo.