Hay ganas de pisar los escenarios y de reencontrarse con su público, y es que su anterior trabajo no pudo disfrutarlo así debido al accidente que sufrió en los ensayos de la gira y que le obligó a cancelarla. «Intentamos seguir, me dejé la vida en tirar, pero alcancé a hacer 11 conciertos«, confesaba la artista en una reciente entrevista con El Mundo.
Malú ha sabido sacar una enseñanza de este bache de la vida: «Afronto todo con menos ansiedad. Antes tenía un nivel de exigencia enfermizo, de perfeccionismo brutal. Y eso me impedía disfrutar de lo que hacía«.
Esa ha sido una de las tantas (mil) batallas que ha librado la artista a lo largo de su carrera. Las primeras, recuerda, fueron las críticas que recibió nada más saltar al mundo de la música. Si bien los comentarios negativos ya no ocupan su atención, «con 16, 17 y 18 años te afecta un montón«.
«Luego hay que aprender a diferenciar entre la crítica constructiva y la destructiva. Esto lo aprendí hace años, cuando no había redes sociales«, expresaba. Malú recuerda cómo al día siguiente de un concierto los críticos se centraban en la ropa o las luces, pero «nada de cómo había cantado o cómo había sido el show«.
«Eso a mí me hacía mucho daño y un día me di cuenta de que tenía que apartarme de esos comentarios«, agregaba, recalcando que el machismo ha exigido siempre más a las mujeres en la música.
La actual batalla de Malú es la batalla de numerosas mujeres que son madres y trabajan. Por supuesto, hablamos de la conciliación. La artista lucha por «encontrar ese lugar en el que sienta que estoy haciendo mi trabajo al 100% y que ejerzo de madre al 100%, y que pueda respirar en medio«.
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