Un público pletórico y una artista entregada sirvieron de simbiosis para crear un ambiente en el que se respiraba emoción, diversión y nostalgia. Esto último porque, pase el tiempo que pase, Malú no deja atrás en sus conciertos grandes éxitos de su vida como Toda, A prueba de ti, Blanco y Negro, Aprendiz o Ahora tú.
Ya lo avisó a través de sus redes sociales: «Un repaso por tooooda mi carrera que espero de corazón que disfrutéis lo máximo posible«. Y eso fue lo que hizo, pues aunó en algo más de dos horas de concierto casi 25 años de trayectoria.
Un misión que no es nada fácil, pues además de canciones de su último lanzamiento, Mil batallas, Malú hizo un regalo a sus fans más veteranos que llevan acompañándola desde sus inicios con un medley de temas que hacía mucho tiempo que no le escuchábamos interpretar en directo.
Los días previos al concierto la artista madrileña lanzó un aviso a modo de adelanto del espectáculo que tenían preparado: «No olvidéis el waterproof«.
En el arranque ya pudimos descubrir la razón, y es que Malú había instalado nada más y nada menos que unos chorros de agua en el final de la pasarela. «Llueve, llueve sobre mí. Pero soy impermeable«, cantaba la artista mientras mientras el agua creaba un maravilloso efecto y mojaba levemente a los de las primeras filas que, de seguro, no habían desarrollado ese poder de impermeabilidad.
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Cada momento y cada canción parecía más especial que el anterior, si bien es cierto que alcanzó el punto álgido de emoción cuando interpretó, acompañada simplemente por un piano, la canción que durante su embarazo escribió para su hija Lucía: Tejiendo alas.
La artista aseguraba que cuando la compuso no podía dejar de llorar y que, de algún modo, fue una canción con la que ‘volvió a empezar’ su carrera y su vida.
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