Por circunstancias de la vida Malú llevaba más de tres años sin irse de gira. La última ocasión en la que se vio en esta situación sufrió un accidente que la obligó a cancelarla. Su recuperación se unió a los años de la pandemia y su maternidad. Por eso su regreso a los escenarios ha sido tan esperado y se ha hecho realidad este 12 de mayo en la que ya es su casa, el Palacio de la Jefa: el WiZink Center de Madrid.
Un público pletórico y una artista entregada sirvieron de simbiosis para crear un ambiente en el que se respiraba emoción, diversión y nostalgia. Esto último porque, pase el tiempo que pase, Malú no deja atrás en sus conciertos grandes éxitos de su vida como Toda, A prueba de ti, Blanco y Negro, Aprendiz o Ahora tú.
Ya lo avisó a través de sus redes sociales: «Un repaso por tooooda mi carrera que espero de corazón que disfrutéis lo máximo posible«. Y eso fue lo que hizo, pues aunó en algo más de dos horas de concierto casi 25 años de trayectoria.
Un misión que no es nada fácil, pues además de canciones de su último lanzamiento, Mil batallas, Malú hizo un regalo a sus fans más veteranos que llevan acompañándola desde sus inicios con un medley de temas que hacía mucho tiempo que no le escuchábamos interpretar en directo.
Los días previos al concierto la artista madrileña lanzó un aviso a modo de adelanto del espectáculo que tenían preparado: «No olvidéis el waterproof«.
En el arranque ya pudimos descubrir la razón, y es que Malú había instalado nada más y nada menos que unos chorros de agua en el final de la pasarela. «Llueve, llueve sobre mí. Pero soy impermeable«, cantaba la artista mientras mientras el agua creaba un maravilloso efecto y mojaba levemente a los de las primeras filas que, de seguro, no habían desarrollado ese poder de impermeabilidad.
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Cada momento y cada canción parecía más especial que el anterior, si bien es cierto que alcanzó el punto álgido de emoción cuando interpretó, acompañada simplemente por un piano, la canción que durante su embarazo escribió para su hija Lucía: Tejiendo alas.
La artista aseguraba que cuando la compuso no podía dejar de llorar y que, de algún modo, fue una canción con la que ‘volvió a empezar’ su carrera y su vida.
Finalmente, y como no podía ser de otra manera, Malú puso el broche de oro con otro clásico, Como una flor. Una canción para la que el público ya tiene la coreografía aprendida, pues es el frecuente cierre de la artista. Un mar de brazos en altos, serpentina y globos se despedían de la cantante hasta la próxima, pues es un hecho que la Jefa volverá a su Palacio y será tan especial como siempre.
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