Aunque cada persona es un mundo y no hay una relación que sea igual que otra, la sombra de la infidelidad es alargada, oscura y, en algunos casos, muy nociva, hasta el punto de que hay momentos en los que basta un ligero asombro de duda en la otra persona (o falta de confianza en la misma) para llenar nuestra cabeza de cuestionamientos.
Cabe destacar que ‘los cuernos’ o la infidelidad suele ser una de las excusas más recurridas cuando una pareja no está atravesando por su mejor momento. Precisamente por ello, es tan importante saber identificar si nuestro compañero o compañera sentimental realmente nos está engañando o no.
Un artículo publicado en la revista Best Health dejaba unos datos bastante representativos acerca de cómo se vive (o sufre) la infidelidad. Según un estudio llevado a cabo por la antropóloga biológica de la Universidad de Rutgers de Nueva Jersey, Helen Fisher, el 56% de los hombres y el 34% de las mujeres que tuvieron una aventura consideraban que estaban en un matrimonio «feliz» o «muy feliz«. Mientras que otro informe realizado en 2012 por Undercover Lovers, una web de citas extramatrimoniales, el 57% de las mujeres sintieron amor hacia su amante frente al 27% de los hombres que pensaron lo mismo.
Otro estudio, este de 2010, culpaba a la genética del hecho de cometer una infidelidad. Así lo reflejó una investigación de la Universidad Binghamton de Nueva York, donde concluyeron que el engaño en pareja está vinculado al gen receptor de dopamina D4, el mismo al que se asocia con trastornos psiquiátricos (esquizofrenia), trastornos por consumo de sustancias o ese rasgo de la personalidad que impulsa al individuo a la búsqueda de la novedad.
En cualquiera de los casos, la psicóloga de la plataforma Ashley Madison , Lara Ferreiro asegura en la revista Cosmopolitan que existen diferentes tipos de infidelidad:
¿Te cuesta disfrutar del sexo con tu pareja? ¿Ya has hablado con tu compañera o compañero sentimental y nada? Es probable que ante esta determinado situación tengas una gran tentación de buscarlo fuera. Esta infidelidad te podría generar una situación de bienestar y libertad, pero realmente seguirías acudiendo a los brazos de tu pareja para encontrar seguridad y tranquilidad.
El cibersexo se ha convertido en los últimos tiempo en una de las prácticas más recurrentes para ligar y también para comerte una infidelidad. Aquí también entra el sexting, es decir, el intercambio de mensajes, fotos y vídeos subidos de tono con otra persona que no es tu pareja.
Muchas de las personas que han sufrido una infidelidad, motivados por la rabia y el despecho, acaban ejerciendo su propia venganza, al «cobrarse» lo que la otra persona le hizo en el pasado. Es un «y ahora que aprenda lo que se siente». No es lo habitual, pero suelen aparecer también con asiduidad.
Es posible que sientas que tu pareja ha dejado de complementarte en tu parcela afectiva, lo que pueda llevarte a sentirse más vulnerable y a llenar esta necesidad con una persona externa. Así es cómo surgen la mayoría de las infidelidades emocionales y afectivas, algo de lo que luego a veces cuesta mucho desintoxicarse porque acabas delegando estas necesidades en esas nuevas personas que aparezcan en escena.
Son ese tipo de infidelidades que se dan de forma sutil y que a ojos de los demás pueden pasar muy desapercibidas: tonteo con otras personas, coquetar con alguien sin decirle que tienes pareja, hablar con alguien con quien las intenciones van más allá…
MÁS SOBRE: