Cada vez hay una mayor conciencia sobre el gusto excesivo que sentimos por lo dulce y lo salado. Sin embargo, lo que no se visibiliza tanto es que esto puede entrenarse o reeducarse para que en cuestión de tiempo puedas reducir su consumo y, por consiguiente, mejorar tu salud.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el consumo máximo de sal debe ser de 5 gramos al día (lo que equivale a una cucharada pequeña) y 25 gramos de azúcar y superamos esta cantidad notoriamente.
Aunque seguro que desconoces que la mayoría de las cantidades diarias que consumimos tanto de sal como de azúcar no se relacionan directamente con aquello que añadimos en cada ingrediente, sino que más bien están incluidos en diversos alimentos procesados y ultra procesados. Siempre encontramos excusas para entregarnos al arte del buen comer sin medir cómo esto puede afectarnos a la salud. Así que, es importante primero tomar conciencia y para ello, aquí encontrarás algunos beneficios del consumo de azúcar y sal de forma equilibrada.
1.La sal potencia los sabores y agranda el apetito.
2.Además, la sal aporta la cantidad de sodio importante que el organismo necesita para su funcionamiento.
3.El consumo de azúcar ayuda a revitalizar tu cuerpo y también, a que te concentres mejor para desempeñar cualquier actividad, ya sea física o intelectual.
Sin embargo, si abusas de su consumo, esos beneficios pueden convertirse en graves problemas de salud, como hipertensión, además de que genera una gran adicción.
Para que puedas tomar una mayor concienciación, regular su consumo y, por tanto, mejorar tu estado de salud, aquí te dejamos algunos consejos que te ayudarán a reducir el consumo de azúcar y de sal en tu día a día.
1.Trata de comer alimentos frescos y que no estén demasiado procesados: verduras, frutas, pescados, carnes y legumbres.
2.Utiliza hierbas aromáticas o especias. Para reducir el consumo de sal y evita recurrir siempre a ella para dar sabor a cada ingrediente. En su lugar puedes utilizar especias para potenciar el sabor o simplemente para aderezarlo.
3.Recurre a métodos de cocción, vapor, horno y/o salteado para tratar de conservar un poco más el sabor y para no introducir tanta sal.
4.Para ir cogiendo hábito puedes aprovechar para añadir la sal solo al final y no durante el cocinado para que te vayas acostumbrado al sabor y poco a poco, vayas reduciendo la cantidad.
5.Utilizar sal marina o baja en sodio también es algo que puedes cambiar en tu rutina. Este tipo de sal es más potente y al echar menos cantidad consigues un sabor más gustoso.
6.Al preparar las comidas o las cenas con tiempo es importante que recuerdes que el frío siempre conserva todos los sabores, así que, siempre es mejor que te quedes corto en introducir sal o azúcar a tu preparación y que, luego sea cada comensal quien añada la cantidad que desee.
7.Sustituir el azúcar en el café o en el té por canela, vainilla, coco rallado, dátiles…
8.Comer frutas frescas es muy bueno, pero hay que tener cuidado porque tienen gran cantidad de azúcar. Cada vez es más frecuente que se recurra a frutas deshidratadas o frescas (recién extraídas). Estas aportan nutrientes y ayudan a reducir el excesivo consumo de azúcar.
9.Reduce el consumo de bebidas azucaradas como los batidos, los zumos y los refrescos. Puedes preparar tus propias bebidas con rodajas de limón, con especias, con bruta batida…
10. Estudiar en la medida de lo posible la sal y el azúcar oculta que viene en cada alimento que compramos en el supermercado. Si compras latas en conserva intenta lavar el producto bajo el grifo para evitar esa carga que lleva para la conservarla y en su lugar, utiliza productos frescos. Y trata de reducir los lácteos y la bollería que siempre llevan grandes cantidades de azúcar.
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