Son tendencias, costumbres y, en algunos casos, manías. Hay una serie de hábitos que tenemos en los que caemos sin siquiera darnos cuenta día a día. Rascarse los ojos con las manos, morderse las uñas…son prácticas que llevamos a cabo casi todos los días, en ocasiones más de una vez, y de cuyas consecuencias no somos conscientes.
Estos son algunos de los hábitos que desgastan tu salud:
Lo que a simple vista puede parecer un gesto inofensivo constituye uno de los hábitos que más pueden dañar nuestra salud. Así lo indican desde la Clínica Baviera, cuyos expertos oftalmólogos destacan que cuando nos frotamos los ojos solemos hacerlo con los dedos o los nudillos, una vía de transmisión de posibles agentes infecciosos que, además de dañar la córnea también pueden provocar lesiones en su superficie.
Para evitarlo, los expertos recomiendan introducir como un hábito rutinario más sano el lavado frecuente de manos, parpadear o, en caso de que molesten mucho, recurrir a lágrimas artificiales para lubricar y humectar el ojo.
Sí, seguro que lo has hecho alguna vez o que incluso lo estás haciendo ahora mismo. No es por dar la razón a tus padres o abuela, es que lo cierto es que se trata de una de las manías más insalubres que hay y no solo por el hecho de echar a perder tu manicura.
Constituye uno de los peores hábitos para la salud porque las uñas, al igual que las manos, acumulan una gran cantidad bacterias a lo largo del día que quedan impregnadas aunque no nos demos cuenta; por lo que podemos caer en infecciones o, incluso, enfermedades.
Además, este curioso hábito o trastorno (onicofagia: trastorno obsesivo compulsivo que consiste en esa necesidad constante de morderse las uñas) puede provocar serios daños en los dientes, llevando a su desgaste o descolocación.
Ante esas situaciones típicas en las que tienes que abrir una bolsa o paquete pero no tienes una tijera o cuchillo a mano y, entonces, recurres a los dientes. Esta tendencia primitiva —y, reconozcámoslo, práctica— tiene consecuencias también en nuestra dentadura.
No pasa nada por hacerlo una vez, dos o incluso tres, pero si se trata de una tendencia recurrente, entonces sí hay problema. Los efectos de este hábito van desde la rotura de dientes hasta el desgaste de las encías, sin olvidar una posible fractura.
Puede que seas de esas personas que hacen uso de geles limpiadores, exfoliantes o desmaquillantes, pero ¿te lavas la cara? Este gesto, tan incrustado en nuestro día a día, a veces puede pasarse por alto. Piensa en si realmente te has llegado a lavar al menos una vez la cara con agua, sin productos de por medio.
Según recomendaciones de expertos como el dermatólogo Gervaise Gerstner, de L’Oreal, lavarse la cara con agua sí es recomendable al menos en una ocasión, tal y como reveló a el Wall Street Journal.
Ahora bien, si lo hacemos con demasiado esmero o frotándonos con la toalla, entonces podemos dar lugar a problemas como la sequedad en la piel.
Todos lo hemos hecho. Estás sentado y, sin darte cuenta, te cruzas de piernas. Es una postura cómoda y, para muchas personas, incluso necesaria para controlar su nerviosismo.
Hay varias opiniones acerca de si es recomendable o no cruzar las piernas al sentarse. La duda nace de estudios como el publicado por la revista médica Journal of Clinical Nursing, donde acreditaban que esta costumbre tan natural puede derivar en un aumento de la presión arterial.
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