Pero aún hay más. Son una fuente de calcio que sirve para fortalecer los huesos, pero también buenas protectoras del corazón, y lo mejor es que encima están riquísimas.
Las podemos comer dulces, saladas, al natural, cocinadas, licuadas en forma de leche…
Pero te vamos a descubrir aún más propiedades y beneficios de este fantástico fruto seco que, eso sí, deberás consumir en pequeñas dosis.
Cada 100 gramos de este fruto seco aporta al organismo 20 gramos de proteínas. Además, los hidratos de carbono que aporta -menos de un 10%- son de absorción lenta.
Tienen más calcio que la leche, casi el doble y también magnesio. fósforo, manganeso, zinc e hierro.
Otra de las propiedades es su enorme poder antioxidante. Tienen vitamina E, 30 gramos cubre el 63% de las necesidades diarias de vitamina E que necesita nuestro organismo.
Pero además, ayudan a mantener sana nuestra visión gracias a su contenido en riboflavina o vitamina B2.