El secreto es utilizar un esmalte que además de actuar como base, actúe como tratamiento fortalecedor y barrera ante posibles agresiones a tu uña. Algo que antes se solucionaba aplicando una laca de uñas base que creaba una película brillante para proteger a la uña del esmalte que aplicábamos posteriormente. Pero estas bases no son suficientes en el caso de uñas muy frágiles.
Y es que si la base de tu uña está dañada, muy débil o muy blanda, es imposible que tu manicura quede bien, ya que el color penetrará en la lámina, la manicura no se fijará de la forma adecuada y en poco tiempo se empezará a estropear y a saltar.
Hace poco empezaron a surgir las bases de esmaltes enriquecidas con queratina, que es la principal proteína de las uñas. La queratina, además de mejorar la manicura que ponemos encima, es un tratamiento para la uña, ya que la fortalece y estimula su crecimiento y evitar que se quiebre con facilidad.
La manicura kapping consiste precisamente en aplicar estas bases reforzadas sobre las uñas más débiles, para crear una estructura fuerte pero que no haga que no aporte longitud ni grosor a la uña como las uñas de gel, sino dejándolas con la misma apariencia.
El kapping dura entre dos y tres semanas y puede rellenarse o quitarse de forma muy parecida a los esmaltes semipermanentes.
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