Y es que tal y como recoge el portal Hogarmania: «Según datos publicados por la Organización de Naciones Unidas (ONU), con la cantidad de agua que utiliza al año el sector del vestido en su producción, 93.000 millones de metros cúbicos, sobreviven 5 millones de personas en el mundo. Y no solo eso. Se necesitan 7500 litros de agua para producir unos pantalones vaqueros.»
Por eso, para hacer frente al cambio climático y a la contaminación, cada vez más empresas apuestan por la moda sostenible, que además también trabaja para que los beneficios del trabajador y consumidor sean mayores. Se trata de garantizar el sueldo y unas buenas condiciones para el trabajador y, además, trabajar con tejidos que no perjudiquen el medio ambiente.
El primer paso es fabricar ropa con tejidos sostenibles como algodón orgánico, cáñamo, fibra de bambú o de tencel, o lo que es lo mismo, con materiales que impliquen un menor impacto en el medio ambiente. Además de fomentar la reutilización de los productos con el fin de darles una segunda vida, es decir fabricar menos, lo cual contribuye a que las emisiones de gases de efecto invernadero sean menores.
También podemos darle una segunda oportunidad a la ropa que ya tenemos, si ya te has hartado de usarla véndela a una plataforma de compraventa de ropa de segunda mano.
Si se trata de una prenda muy usada que ya está deteriorada, recíclala depositándola en algún contenedor habilitado para ello, también hay muchas marcas de ropa, como H@M, que cogen tu ropa usada para darle una segunda vida y además te obsequian con descuentos en tus próximas compras.
Si consideras que la prenda ya no se puede reutilizar recíclala. Deposítala en alguno de los contenedores de ropa que encontrarás en tu entorno.
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