Manuel Durán, médico de familia y miembro del grupo de cirugía menor de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria explica a lavozdelasalud que hemos de diferenciar «entre heridas muy superficiales y otras en las que puede haber una mayor complicación, como por ejemplo, que podamos llegar a ver ligamentos o músculos. Una forma muy fácil de que se produzca esta última es con el corte del cuchillo de jamón.»
Los cortes más frecuentes suelen ser con cristales rotos o cuchillos y en un principio no suelen revestir mucha gravedad salvo que se infecten y esto es precisamente lo que debemos evitar. Otro riesgo relativamente frecuente, como apuntábamos antes, es que se trate de un corte tan profundo que dañe tejido muscular, cartílagos, tendones, o perforar vasos sanguíneos importantes.
Cómo primer paso tal y cómo explican desde 20Minutos Salud, es lavarnos y muy bien las manos antes de manipular nada, así reduciremos el riesgo de infecciones.
Lo siguiente en lo que debemos centrarnos es en detener el sangrado, para ello debemos subir la herida y presionar con un paño limpio o venda, de manera suave. Si la sangre no deja de salir en diez minutos deberemos acudir a urgencias, haremos lo mismo si hemos perdido movilidad, sensibilidad, si el corte llega hasta el hueso o si se trata de una mordedura o nos hemos cortado con algo oxidado.
Después taparemos la herida con un apósito o una venda, que debemos cambiar una vez al día al menos o cada vez que se nos moje. Si notamos enrojecimiento, calor, que se hincha o tenemos palpitaciones en la herida, puede haberse infectado y deberemos acudir al médico.
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