Indudablemente todos buscamos la felicidad en nuestra vida, incluso puede que la tengamos al lado o más cerca de lo que creemos y no seamos capaces de verla, pero más allá de preguntas filosóficas hay algunas cosas que evitan que seamos felices.
Hay muchos motivos que nos hacen pasar etapas en las que no somos felices, en ocasiones por razones objetivas pero en otras no tanto. Hay una serie de impedimentos internos que dificultan esa felicidad, «los enemigos de la felicidad», así los ha llamado la psicóloga Silvia Álava. Todos tienen algo en común, la mente tiene mucho que ver en ellos.
Álava los ha clasificado en nueve concretamente, el primero de ellos es tal y cómo recoge ABC Salud es La genética de la felicidad: «…se refiere a que todos tenemos un potente potencial de mejora. Muchas personas piensan que por las circunstancias no pueden serlo, pero eso solo pesa un 10%», explica.
Otro de estos enemigos serían los pensamientos barrera, se refieren a aquellos pensamientos por los que es fácil dejarse llevar y que nos llevan a creer que todo nos va a salir mal.
Algo a lo que también se refiere la experta es a las ideas irracionales, que explica así: «La realidad pasa por delante de nosotros y la vamos interpretando, y en ella metemos ideas irracionales que no son ciertas pero igualmente nos las creemos».
Dentro de ellas está la costumbre de hablarnos en términos de «debería» como si el no hacer algo fuese a darnos un gran problema: «… hay cosas necesarias en nuestro día a día que hay que hacer, pero hay otras que son elegidas, por lo que dejemos de referirnos a ellas con un ‘debo de’…». Es primordial diferenciar entre lo necesario de otras cosas que elegimos.
Pensar demasiado, compararnos y la envidia y los celos son otros factores que evitan que seamos felices. Al pensar demasiado, «.. ponemos el cerebro en modo centrifugadora, pero lo que hay que hacer es decirle ‘para’…. porque no hacemos un análisis para llegar a la solución, sino que nos quedamos pasmados en el pensamiento negativo», explica.
Tomás Navarro, psicólogo y autor de Piensa Bonito explica que, «El pensamiento tiene siempre la última palabra. Somos esclavos de nuestros pensamientos y estamos a sus órdenes. Pueden ayudarnos a expandir nuestra vida o bien pueden limitarla. Esta es la diferencia entre los animales y nosotros, que tenemos el cerebro más desarrollado y donde se genera el pensamiento»
Respecto a compararnos con otros, si nos lleva a mejorar estupendo pero no siempre es así y las redes sociales no lo ponen fácil ya que siempre muestran que los otros son mucho más felices que nosotros, algo que no puede ser real, simplemente «se trata de la proyección de realidad que los demás quieren que veas».
Comenzamos a compararnos y eso puede llevarnos a tener celos y envidia y sobre todo a sentirnos más inseguros y vulnerables:» Yo te aconsejo que pases, que te alegres por los demás y que procures construir tus propias metas…», dice Álava.
Con la ansiedad y el estrés, que con la pandemia ha aumentado de manera abismal, las películas que nos montamos nosotros mismos y que pocas veces ocurren de verdad y el uso del móvil para anestesiarnos y refugiarnos ante una realidad que no nos gusta, termina la psicóloga su lista de enemigos de la felicidad.
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