Vivimos en un mundo vertiginoso donde el estrés es un mal común. Muchos de nosotros pasamos cada semana con la sensación de estar superando una especie de maratón imposible para llegar a todo.
Los compromisos profesionales, las reuniones de trabajo, nuestros asuntos personales, la familia, los hijos… Apenas tenemos tiempo para dedicarnos a nosotros mismos y nos olvidamos que además de nuestro cuerpo, también necesitamos cuidar de nuestra mente.
En estos tiempos de pandemia, los asuntos de la mente se han disparado. Los españoles acudimos, ahora más que nunca, a los profesionales de la salud mental en busca de una ayuda para calmar nuestros ánimos.
Situaciones de ansiedad o depresión, donde la ayuda del personal sanitario se vuelve imprescindible. Pasa igual con el estrés, que aunque es respuesta natural y necesaria de nuestro organismo, se nos puede ir fácilmente de las manos.
Se trata de un mecanismo de supervivencia que nuestro cerebro dispara para afrontar tareas que a priori, nos resultarían excesivamente complicadas de cumplir.
En su lado «positivo», nos ayuda a activar nuestros sentidos y nuestra mente para realizar con éxito determinadas tareas. ¿Alguna vez te has puesto nervioso antes de un examen o una presentación en público?
Pero también se trata de un mecanismo que se puede volver en nuestra contra, por lo que debemos estar atentos a sus señales para identificarlo, reducirlo y gestionarlo correctamente. Su exceso puede interferir en nuestra vida.
Sus respuestas son de varios tipos:
Estas respuestas puede ser alarmantes, pero como te decimos son naturales aunque indican que deberías revisar tus niveles de agitación para tomar el control y pedir ayuda profesional.
La Escala de Estrés Percibido, Perceived Stress Scale (PSS), está diseñada por especialistas para identificar si estamos o no demasiado estresados.
Las cuestiones evalúan pensamientos y sensaciones. Saca lápiz y papel y completa las 10 preguntas que plantea la PSS-10. Junto a cada respuesta encontrarás un valor…
1. ¿Con qué frecuencia has estado afectado por algo que ha ocurrido inesperadamente?
2. ¿Con qué frecuencia te has sentido incapaz de controlar aspectos importantes en su vida?
3. ¿Con qué frecuencia te has sentido nervioso o estresado?
4. ¿Con qué frecuencia has estado seguro sobretsu capacidad para manejar tus problemas personales?
5. ¿Con qué frecuencia has sentido que las cosas te van bien?
6. ¿Con qué frecuencia has sentido que no podías afrontar todas las cosas pendientes?
7. ¿Con qué frecuencia has podido controlar las dificultades de tu vida?
8. ¿Con qué frecuencia has sentido que tenías todo bajo control?
9. ¿Con qué frecuencia has estado enfadado porque las cosas que te han ocurrido estaban fuera de tu control?
10. ¿Con qué frecuencia has sentido que las dificultades se acumulan tanto que no podías superarlas?
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Suma ahora todos los puntos que acompañan a las respuestas que hayas dado. Cuanto mayor sea el resultado, mayor será también tu nivel de estrés.
Si lo consideras elevado, acude a tu psicólogo para consensuarlo y obtener asistencia. Cuidar nuestra mente también supone cuidar de los demás…
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