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Estos son los productos más engañosos del supermercado: no te fíes de lo que prometen
Pese a lo que pone en su etiquetado, estos alimentos no son lo que parecen
Ocurre siempre que vas a hacer la compra. Revisas las estanterías del supermercado y están llenas de
productos con etiquetas de «sin azúcar», «natural» o «light» y, aunque al principio dudas, a veces los metes en el carro. Algunos de estos alimentos cumplen con su etiquetado, pero hay otros que
solo forman parte del marketing y, en realidad, no cumplen lo que prometen.
Esos son los productos que expertos como Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de alimentos, califican como engañosos. El portal de El Comidista recoge estos alimentos de los que hay que dudar cada vez que queramos completar la lista de la compra. Estos son los ocho productos engañosos que puedes (y sueles) encontrar en el supermercado:
- Leche Puleva Sin Lactosa
- Crema de Bogavante de Knorr
- Avenacol Galletas
- Popitas mantequilla
- Jamón de pavo El Pozo BienStar
- Salchichas Campofrío doble de leche
- All Bran bizcochito fruta y fibra
- Yatekomo Yakisoba Pollo
Son muchos los motivos que llevan a los expertos a tachar estos productos de una, pero principalmente, suponen una mentira para los consumidores al tratarse de productos que sí contiene alguno de los ingredientes, pese a decir que no; o que el sustitutivo de ese ingrediente (azúcar, mantequilla, leche…) acaba siendo mucho peor para la salud de los compradores.
Otros productos trampa que no sabías del supermercado
Para acabar con estas trampas de algunas marcas de comida, la
Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) lleva a cabo estudios e investigaciones para analizar en profundidad los ingredientes de estos productos y saber si dicen la verdad en su etiquetado. Estos son algunos ejemplos más de disfraces en los alimentos de supermercado:
- Zumos de Granini: un estudio llevado a cabo por la OCU comprobó que lo que realmente contienen en su interior no es zumo, sino néctar; es decir, que solo la mitad de su líquido lleva fruta. El resto es agua y azúcar. «La clave es fijarse en la letra pequeña y no en la foto», señalan.
- «Jamón» York: eso es lo que pone en la foto y la etiqueta de casi cualquier producto de este tipo que te puedas encontrar. Pero la Organización de Consumidores saca a la luz que lo que realmente contiene no es jamón, sino otro tipo de carnes más asequibles. Lo mismo ocurre con los jamón York en los que pone «extra jugoso», que realmente solo contienen más cantidad de agua que otra cosa.
- Huevos con código ‘2’: Muchos packs de huevos presumen de ser fruto de «gallinas criadas en libertad», pero es fácil destaparlos con solo fijarse en su código numérico. Si pertenece al 2 e que son de gallinas criadas en suelo, lo que se puede corroborar en la letra pequeña del etiquetado. Esto quiere decir que aunque salen de vez en cuando al exterior, no lo hacen lo suficiente como par considerar que se han criado al aire libre, como en el caso de los huevos del código 1.
- Bandejas de carne picada: son un habitual en los supermercados, pero lo que realmente contienen muchas de ellas (con solo entre el 65% y el 90% de carne real) son almidones, proteína de soja, conservantes y colorantes.
- Calamares a la romana: se encuentran entre los congelados pero no se trata de calamares, sino de pota, con un sabor más intenso pero de textura más dura. Precisamente por ese motivo, desde la OCU advierten de que esta especia pasa por un proceso para enternecerlas con agua y fosfatos. «Son considerablemente más baratas que el calamar y, aunque se vendan frescas, lo habitual es que sean descongeladas (debe estar indicado claramente)».