Son muchos los mitos que rodean la lucha contra el sedentarismo. Desde ‘hay que dar un mínimo de 10.000 pasos al día’, hasta ‘media hora de caminata rápida o una hora de salir correr es lo más sano’. Hay frases, recomendaciones y rumores para todos los gustos, pero lo único verdaderamente cierto que tienen todas estas afirmaciones es que hacer ejercicio físico de forma habitual es la mejor forma de mantenerse sano.
Ahora bien, ¿cuánto ejercicio hay que hacer para ser «más sano»? La respuesta, como todo en la vida, depende mucho de la persona, pero, sobre todo, de la rutina física que se siga.
Un estudio publicado en la European Heart Journal trató de arrojar un poco de luz a este asunto y evidenció que existe una vinculación entre la cantidad de actividad física que realizamos y la intensidad de la misma con el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares (ECV).
En dicha investigación, los expertos analizaron la actividad física de más de 88.000 personas sin riesgo de enfermedad cardiovascular (de entre 40 y 69 años de edad) y ponderaron la intensidad y el volumen de ejercicio que realizaban con un acelerómetro en la muñeca que tuvieron que llevar durante siete días entre los años 2006 y 2010.
Los resultados concluyeron que a mayor gasto de energía y mayor intensidad en la actividad, menor riesgo de enfermedad cardiovascular. De hecho, detectaron que este peligro se reduce en un 14% a medida que la intensidad del movimiento se aumentaba.
O lo que es lo mismo, convertir una caminata o paseo de 14 minutos en una marcha a paso rápido en la mitad de tiempo, 7 minutos. Asimismo, resolvieron que 15 minutos a la semana de actividad intensa se asociaba con entre un 16 y 18% menos de mortalidad.
«Estos hallazgos son importantes desde una perspectiva clínica y de salud pública, dado que la falta de tiempo sigue siendo la barrera más comúnmente citada para la actividad física regular según la edad, el sexo, el origen étnico y el estado de salud», reconocen los impulsores del estudio en European Heart Journal.
En definitiva, los investigadores llegaron a la conclusión de que los niveles de riesgo de ECV se reducen aumentando el volumen de ejercicio y la intensidad del mismo y destacan que «el papel de la AF (actividad física) moderadamente intensa parece ser particularmente importante».
Pero eso no es todo, ya que una actividad, que en el propio estudio califican como «intensidad de moderada a vigorosa», también se asocia con menor riesgo de padecer cáncer y, reduce, además, la mortalidad.
Además, los resultados de la investigación han mostrado que el porcentaje de riesgo de mortalidad se reduce en un 30% practicando entre 60 y 70 minutos a la semana de actividad física vigorosa. De acuerdo con sus propias conclusiones, «aproximadamente 15-20 minutos de actividad vigorosa por semana acumulados a través de períodos cortos se asociaron con una menor mortalidad e incidencia de enfermedad cardiovascular y cáncer».
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