Hay estudios que confirman que una de cada cuatro personas duerme mejor sola que acompañada. Aunque nos suene extraño, hay personas que prefieren dormir en una habitación distinta a la de su pareja.
Una encuesta realizada en Estados Unidos confirmaba que al menos el 63% de las parejas duermen en la misma cama pero sin ni siquiera rozarse. Lo que conocemos como cada uno por su lado también puede verse a la hora de dormir.
Además, otro estudio realizado en Canadá reveló que casi el 40% de parejas duermen camas separadas. En España, no hay investigaciones que sustenten estas prácticas, sin embargo, si hay una creencia muy extendida: las parejas que no duermen en la misma cama significa que están en crisis.
No es del todo acertado, pues dormir en camas diferentes no significa que haya alguna crisis o algún conflicto en la pareja. De hecho, puede existir un problema más allá que sea que alguno de los dos no duerma bien o que hacerlo juntos sea la causa de que se duerma mal.
Algo importante que nos ocurre cuando dormimos son la cantidad de movimientos corporales y ronquidos que puede llegar a emitir una persona. Esto puede provocar dificultad a la hora de conciliar el sueño o incluso que se despierte uno durante la noche.
A menudo, la temperatura de la habitación es motivo de discrepancias, como el gusto de dormir con el ventilador o la calefacción puesta. Además, la firmeza del colchón puede ser otra causa para querer dormir solo o acompañado.
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Otras personas valoran la necesidad de luz a la hora de dormir. Algunas pueden necesitar cierta claridad para conciliar el sueño, mientras que a otras les puedes resultar indispensable la oscuridad total.
Cuando la cama no es demasiado grande, puede haber más problemas en cuanto a los despertares nocturnos provocados por los tirones con la sábana o las mantas, de la misma manera que por culpa de los movimientos corporales.
Sin duda, la falta de sueño es un problema para la salud, por lo que debemos valorar lo suficiente si valemos para compartir cama o no. Sin embargo, está demostrado que dormir en pareja reduce los niveles de estrés y aumenta la oxitocina, la conocida como hormona del amor.
La investigadora Wendy Troxel, de la Universidad de Pittsburg, en Estados Unidos, analizó a parejas en el sueño. Comprobó que sobre todo las mujeres dormían mejor y eran más felices cuando lo hacían con sus parejas. Conciliaban el sueño más rápido y se despertaban menos veces que cuando lo hacían ellas solas.
A pesar de todo ello, Troxel asegura que «evaluar los patrones de sueño de las parejas -y posibles trastornos, como los ronquidos- es relevante para identificar importantes fuentes de angustia en la relación».
En definitiva, hay que hacer lo más saludable para la relación y para el sueño de ambas personas.
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