Suelen tener salidas de tono y sobre todo, sienten una apatía ante las cosas muy grande. Tienen mucha rebeldía y sienten una necesidad imperiosa por probar los límites y saltarse todo tipo de normas.
Es complicado acompañarle desde una calma, pues ellos de manera general se sienten en libertad en su grupo de iguales. Sin embargo, ellos necesitan que les acompañemos en esa etapa tan importante de transformación.
Si piensas que son capaces de mantener el control de sus emociones e impulsos estás muy equivocada. Si hay algo que caracteriza la adolescencia es la dificultad para modular todo lo que sienten. Por ello, ayúdale a identificar sus sentimientos.
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Además, si crees que por crecer ya no te necesita estás muy equivocada. Siguen necesitando que estemos presentes y disponibles, y por supuesto, que mostremos interés por aquello que les ocurra.
Tendrás que respetar sus ritmos, espacios y sobre todo, su intimidad. Hay que darles tiempo y confiar en que aprenderán.
Otro de los errores que más se cometen es querer que piensen o actúen como nosotros esperamos. En la adolescencia, empiezan a desarrollar el espíritu ético y crítico, por lo que empiezan a tomar sus propias decisiones y a asumir sus consecuencias. Por ello, hay que potenciar al máximo su autonomía y aceptar sus reflexiones