¿Existe algo más sano que beber agua? es la bebida por antonomasia que nos mantiene hidratados y sobre todo necesitamos para que nuestro organismo funcione. Muchas veces, la ingerimos en botella de plástico, algo no tan bueno como el propio agua.
El agua mineral ha sido la más consumida en España en el año 2020. El consumo de este líquido envasado ha crecido casi un 11% según el Informe de Consumo Alimentario en España 2020.
El uso de estas botellas está muy generalizado, sin embargo, hay errores habituales que cometemos cuando bebemos de ahí.
Estamos muy acostumbrados a usarlas, pero no significa que las usemos de manera correcta. Solemos obviar detalles que puede terminar por dañar nuestra salud.
Por ejemplo, dejar la botella al sol, sobre todo a temperaturas superiores a los 18 grados es muy dañino. Se puede producir un cambio en el gusto de la misma, siendo muy desagradable. Este problema se produce en botellas fabricadas con politereftalato de etileno (PET), uno de los más utilizados gracias a su resistencia y facilidad para adquirir cualquier forma.
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Además, otro de los errores más cometidos es aprovechar la botella para usarla en más de una ocasión. Es poco recomendable hacerlo, pues este tipo de recipiente está diseñado para ser utilizado una vez.
Algunas etiquetas avisan de ‘no rellenar’ para evitar la pérdida de propiedades organolépticas y contaminarse con microorganismos.
No taparla hace a la botella una fuente importante de bacterias y gérmenes. El agua queda expuesta a partículas de polvo o suciedad. Una vez hemos abierto la botella, es importante consumirla en pocos días, como mucho, tres días después de su apertura.
Es importante que nos fijemos en el envase a la hora de comprar la botella de agua. Hay que comprobar cuál es la fecha de consumo preferente. Sin embargo, aunque no se degraden, puede mantenerse potable durante años siempre y cuando la botella no se haya abierto nunca y se conserve en un lugar fresco, seco y alejado de la luz solar.
Otra grave equivocación es meterlas en el lavaplatos tras haber bebido su contenido líquido. Una investigación de la Universidad de Copenhague sostiene que se desprenden muchas sustancias tóxicas después de meterlas en el lavavajillas. El lavado desgasta el plástico y, por tanto, aumenta la lixiviación de materiales.
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