El síndrome de burnout o «síndrome del trabajador quemado» se aplica a la cronificación del estrés laboral: los síntomas pasan por un estado de agotamiento físico y mental que se prolonga en el tiempo y puede influir gravemente en la personalidad y autoestima del trabajador.
El II Observatorio Adecco sobre bienestar emocional y factores psicosociales, constata que dos de cada tres empresas de nuestro país han detectado un aumento del síndrome del ‘trabajador quemado‘ en el último año.
En concreto el 65%, ha corroborado un aumento del riesgo de padecer el síndrome del «trabajador quemado» en 2022. Un incremento que lleva también asociado otro fenómeno, el de la renuncia silenciosa, que se ha incrementado en un 60% y que consiste en la decisión del profesional de ajustar las funciones del puesto de trabajo de manera estricta y no comprometerse más de lo necesario.
Los datos extraídos del II Observatorio Adecco sobre bienestar emocional y factores psicosociales, apuntan datos preocupantes: un tercio de las empresas han evidenciado que el fenómeno de la «renuncia silenciosa» aqueja más a los trabajadores más jóvenes que a los seniors.
Es, en realidad, un reflejo de la carencia de expectativas de los trabajadores en las empresas derivada por las condiciones de trabajo, el salario, la falta de promoción profesional…etc
A esto hay que añadir la crisis de salud mental que la población sufre tras la pandemia. Un 12% de las empresas reconoce que más del 50% de sus empleados se han visto afectados por trastornos psicológicos como ansiedad, depresión y estrés postraumático, dos puntos por encima de lo observado en el estudio anterior, efectuado en 2021.
Más de la mitad de las empresas, consideran que el incremento de estrés de sus plantillas son más consecuencia de la crisis económica y otros factores externos que de las condiciones laborales que les amparan.
Sin embargo, los trabajadores -dos de cada tres- lo vincula a la carga mental de sus funciones, responsabilidades y tareas.
Prácticamente el 80% de las compañías tienen claro que los convenios colectivos deberían recoger estas cuestiones de salud psicológica y que desde las administraciones públicas se debería dar mayor soporte a empresas y trabajadores en la gestión de la salud mental.
El teletrabajo, que ha llegado para quedarse tras los dos años de pandemia, es defendido por el 43% de las empresas que defienden regular una normativa que busque un equilibrio entre flexibilidad, control del tiempo de trabajo y desconexión/reconexión Y es que el 62% considera que el «tecnoestrés» o la «tecnofatiga» conforman un gran factor de riesgo para la salud de los empleados.
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