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El ocaso y conversión de Pilar Soto, la que fuera presentadora de El Gran Prix: anorexia, bulimia, alcohol y drogas

Fue uno de los rostros más populares de la televisión a finales de 1999

Nuria Serena
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Pilar Soto
Lo tenía todo. Era guapa, simpática, se hacía querer por el público y su telegenia conquistó la televisión hace ya dos décadas. Hablamos de Pilar Soto que tocó el cielo y sucumbió a los infiernos de los que afortunadamente logró salir.

En la actualidad, a sus 42 años, permanece alejada de los focos aunque se asomó de nuevo tímidamente en 2017 publicando un libro en el que narra su «Conversión» en primera persona y sin escatimar ni un solo detalle. El libro está prorrogado por la periodista especializada en información sobre el Vaticano, Paloma Gómez Borrero

Pilar Soto cuenta, entre otras cosas, que fue una revelación divina la que le ayudó a salir del pozo de las adicciones.

Pilar Soto, su conversión a través de Dios

No es el primer personaje público que confiesa su autodestrucción por las drogas y el alcohol.

Muchos no logran salir de esta sórdida dependencia pero quienes lo logran suelen hacerlo público en un intento de redención y de ejemplo a evitar para aquellos que se atreven a coquetear con ello sin saber el abismo al que se acercan.

Es el caso de Pilar Soto, que brilló en la televisión durante unos años dorados en los que la vida le sonreía y que lo perdió todo, incluso su vida, al entrar en una espiral de destrucción por una fuerte adicción a estupefacientes, alcohol y medicamentos.

En ‘Conversión’, un libro autobiográfico publicado hace 5 años, relata su descenso a los infiernos y cómo un encuentro divino le abrió los ojos y recuperó el control de su vida.

Sus abundantes compromisos profesionales, la exigencia por estar siempre perfecta, las influencias poco recomendables y su obsesión mantenerse delgada la llevaron a sufrir bulimia y anorexia, a depender de la medicación, a abusar del alcohol y, por último, a sucumbir a las drogas.

«Sufrí varias sobredosis, pero yo seguí trabajando, perdí muchísimo peso» llegó a contar en Deluxe en 2014. Y su salvación llegó gracias a la religión: «Sabía que me estaba muriendo. En ese momento, llamé a Cristo, y con los ojos de mi alma vi su rostro. Estaba todavía en la cruz, lloraba. Y pensé: Dios mío, ¿qué he hecho? Perdóname Señor»

También la revista Hola llegó a publicar una entrevista con ella en 2021 donde confirmó que fue La llamada de Dios quién le salvó la vida.

Decidió ingresar en el convento de Las Clarisas en Madridejos donde superó sus trastornos alimentarios y se lanzó a un viaje espiritual que la llevó a realizar votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia como Franciscana Seglar de la Orden Tercera.

Ahora, la presentadora, se asoma de nuevo al mundo de la comunicación en programas de televisión de Popular TV e Intereconomía

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