Está claro que el colorete debe ser un básico que no puede faltar en tu bolso si quieres tener buena cara. Y es que no hace falta utilizar un sinfín de productos para tener buena cara pero si es muy importante utilizar uno imprescindible que te proporcionará buena cara al instante si lo sabes usar, el colorete.
Lo podemos encontrar en diferentes texturas y fórmulas: en barra o stick, en crema o en polvo. Elige el que más te guste y sea más fácil de aplicar pero eso si, debes tener en cuenta la forma de tu rostro, tu edad y tu tipo de piel para escoger el que mejor te vaya.
Con veinte años cualquier textura te quedará bien, los blush con textura en polvo tienen un acabado aterciopelado que en pieles jóvenes queda «de escandalo», ya que suelen ser más grasas y les dará un aspecto empolvado.
A los treinta mejor apostar por los coloretes en polvo fino que minimizan los poros y disimulan imperfecciones y entre los treinta y los cincuenta las texturas líquidas son las mejores ya que nos aportan jugosidad a la piel y no la cubren demasiado, dando una sensación de naturalidad.
Sabías que…
El colorete tiene un truco para aplicarse. Debe hacerse en horizontal desde las aletas de la nariz hacia las orejas. Gracias a ello, dividimos el rostro en dos mitades lo que provocará en acortarlo ópticamente. Los tonos fuertes favorecerán y llevarán la atención hacia esta parte del rostro.
Además de la edad, a la hora de escoger un buen colorete debemos tener en cuenta la forma de nuestro rostro.
En declaraciones a Telva, el maquillador de Maybelline New York, Gato, recomienda: «Si tu rostro es fino, huesudo o tienes la piel apagada, más que normal en los días de invierno o en pieles estropeadas), lo ideal es que apliques el colorete en tonos vivos o afrutados en el centro de las mejillas imitando el rubor natural que tienes cuando pellizcas tu piel ligeramente en esta zona»
Si tienes la cara más bien redonda: «evita los coloretes afrutados y opta por marrones o malvas más apagados y pásalo ligeramente por debajo del hueso del pómulo y de modo ascendente hacía las sientes, y después ligeramente por encima de este sin tocar el centro de la mejilla. De este modo, el contouring seguirá cumpliendo su misión de afinar pero el colorete evitará que te endurezca demasiado el rostro», explica el experto.
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